30 de noviembre de 2006



Hombres: una crisis de identidad
Documentos TV - Noviembre 2006

He disfrutado con el programa de esta noche.
Es un tema antiguo para mí, siempre me interesó la cuestión del género, los roles sexuales y la diferencia entre hombres y mujeres. Si éramos distintos, por qué razón lo erámos, y qué hacer entonces.

Yo pensaba en la diferencia como algo negativo, me negaba a aceptarla, era una maldición impuesta, un abismo que no podía ser cruzado. Discutía con Teresa, una amiga de entonces, y ella lo tenía muy claro "los hombres sois diferentes" decía. Para mi esa diferencia era inaceptable, me quería convencer de que eran sólo tópicos, máscaras sociales. La clave estaba en una educación separada, los estereotipos antiguos... pero ahora pienso más bien que es una realidad.

Mi compañera, esa mujer que me sonríe cuando le hago bromas, ellas son diferentes.
Por supuesto que también existen los individuos, y que los hombres, mis amigos, tienen su personalidad. Pero hay algo que tenemos en común y que no compartimos con las mujeres.

Ese deseo - apetito sexual - ese gusto por la competición, por la lucha. La preferencia por el pensamiento analítico, un interés acusado por las máquinas. Son unos condicionantes comunes que me llevan a afirmar: Sí, es verdad, los hombres somos diferentes. Y hora además estamos en crisis.

Hemos de partir de esto que somos, de esa educación desigual y limitadora que los dos sexos hemos sufrido para construir una nueva identidad. Los hombres podemos ser gayeteros (Gay y Heteros) sin sentirnos rotos ni fragmentados en nuestro interior.

A lo mejor es necesario que nos juntemos para hablarlo. Reflexionar sobre lo que es ser hombre aquí y ahora.
Es necesario descubrir de una manera positiva y afirmadora nuestra condición masculina. Explorar la masculinidad y cómo podemos vivirla de forma creativa.La condición homosexual es un elemento también a tener en cuenta. Rol, género, preferencia sexual, conceptos que deben discutirse en los grupos de hombres.

A lo mejor también podemos aportar algo al movimiento feminista después de todo.

Asociación de hombres por la igualdad de género - Ahige

6 de octubre de 2006

Recital de Poesía en Gandía
* Casa de Cultura Marqués González de Quirós, sábado 7 de octubre a las 23 h.

El recital poético titulado Saforíssims:6x6 reune a jóvenes promesas con escritores consolidados. Los dúos poéticos estarán formados por:
  • Miquel de Palol y Xènia Dyakonova
  • Marc Granell y Rubén Luzón
  • Biel Mesquida y Núria Martínez
  • Enric Casasses y María Cabrera
  • Jaume Pons y Josep Pedrals
  • Josep Piera y Àngels Gregori
La propia Àngels Gregori destaca de este recital que "se ha reunido a seis poetas de los 70 y seis de la última generación" lo que hace mucho más interesante este recital. El acto poético será presentado por Jordi Llavina y forma parte del Encontre de Joves Escriptors que se está celebrando en Gandía.

Por la mañana se entregaran los premios literarios, Ausías March de poesía y Joan Martorell de narrativa. Para cerrar esta semana de fiesta literaria en Gandía, el domingo 8 de octubre está prevista la actuación de Lluís Llach a las 22:30 horas. El cantautor catalán pondrá en escena su último trabajo "I punt". Las entradas para el concierto pueden adquirirse en el Teatre Serrano

13 de septiembre de 2006


* Ceràmiques de Empar Faus en Benirredrà

Inauguración: Viernes 15 de Septiembre a las 19:30 horas.
Ayuntamiento de Benirredrà. Visitas hasta el 30 de Septiembre.

Podéis visitar su página web en http://www.lacoctelera.com/caholin

30 de agosto de 2006

Shyamalan y la fe de los soñadores
* José A. Peig




Advertencia: no leas este post si todavía no has visto la película. Y recomiendo efusivamente, cuanto antes, su visionado

M. Night Shyamalan se desnuda para mostrarnos sus fantasías y su cobardía intelectual en éste nuevo cuento de hadas, el más directo y sincero de cuantos ha filmado hasta la fecha.

Y ésta vez no hay trampa. No es un truco efectista para desconcertar al espectador en el momento en que la historia da el giro deslumbrante que nos adentra en un tejido de metáforas y reflexiones filosóficas, antropológicas y sociológicas, como en el caso de “El bosque”. Tras los títulos del inicio, se nos muestra que entramos en el reino del mito y el encantamiento, no dejando al espectador otra opción que la de arrullarse en la butaca como un niño inocente dispuesto a creerse el cuento de hadas, emulando una de las escenas en las que el genial Paul Giamatti se esfuerza por transfigurar su pose nerviosa e insegura en la viva imagen de un niño de cuna ante la presencia de la narradora. Y ésa es la única forma de disfrutar la película.

Todo parte del mito de la ninfa de las aguas, criaturas del otro mundo que velaban por la inspiración de la humanidad hasta que ésta se torció, vinieron las guerras, las desigualdades y las luchas entre clases sociales. El mundo, en suma, perdió su comunicación con la magia y el encantamiento, con la inocencia...y los hombres ya no sabían escuchar la sabiduría que brotaba desde las profundidades. Es como el mito de aquella época dorada en que la humanidad vivía en armonía consigo misma y con los elementos de la naturaleza. Se perdió, por tanto, la trascendencia. La cámara de Shyamalan nos introduce en el mundo real y actual partiendo de un oscuro rincón sobre el que se abalanza el señor Cleveland, el protagonista de la historia, para terminar con la vida de un bicho que atemoriza a los residentes.

Cleveland es el regente de un bloque de apartamentos, tartamudo, algo aséptico y desorientado, vive entre su soledad y los quehaceres con sus inquilinos, todos ellos con algún “tic” de personalidad: un muchacho que quiere ser especial aumentando la masa musculosa de sólo una mitad de su cuerpo, un crítico de cine inexpresivo y pedante, un viejo mudo que pasa el tiempo viendo la televisión sentado en el sofá, un grupo de jipis, una escritora retirada y un ensayista con grandes pretensiones. Todos tienen pretensiones de ser algo especial, no lo saben pero están a punto de embarcarse en una misión para salvar a la humanidad. Son la síntesis de un mundo rutinario, un micro universo de seres y pareceres que aletean alrededor de un punto central azul: la piscina, el punto omega desde el que surgirá lo extraordinario, el hada con rostro de muñeca de porcelana que vendrá a dar sentido a las vidas de todos ellos. ¿Quién puede dudar de que ésta es una historia sobre cómo la rutina y el desencanto de la vida cotidiana se van deshaciendo con un progresivo acto de fe en un cuento de viejas sobre criaturas marinas que vienen al mundo para redimirlo y restablecer la armonía, ésa quimera de la conciencia colectiva, el creer que antes todo fue idílico y que si dejó de serlo fue por un propósito y siguiendo las pautas de un plan universal que nos guiará a todos hacia un nuevo mundo? . Es Dios y la fe lo que Shyamalan intenta diseccionar a pulso de fantasía y micro drama costumbrista, recogiendo el estado actual de miedo frente a un mundo convulso.

No en balde, son reiterativas las ocasiones en las que se nos muestra el televisor encendido en los hogares de los residentes del bloque de apartamentos - que casi se constituye en único escenario de la narración -, constantemente emitiendo las imágenes de la guerra de Irak. En otro momento, uno de los protagonistas, dice sin tapujos algo así: “la originalidad es algo inexistente en el mundo de hoy”. Y, claro, Shyamalan se frota las manos haciendo su peliculón, un derroche de megalomanía muy cargado de pretensiones. Nada nuevo, por otra parte, viniendo del autor de “Señales” y “El bosque“.

Según va avanzando la historia, la magia va cobrando forma real y palpable, al menos en la mente de Cleveland y del grupo de soñadores que andan en busca de fe en algo que de un sentido trascendental a sus vidas. Uno de ellos tiene la verdadera voz cantante, un escritor de ensayos de índole político-sociológico el cual, según la visión del hada de las aguas, ha escrito un libro que en manos de un futuro líder (un predicador para una nueva era, vaya) impulsará un cambio de proporciones planetarias, el retorno a la época dorada. Hay un profeta, un grupo de hermanos, un guardián que doblegará a las criaturas malignas que amenazan a la vida del hada. Cleveland se deja seducir por el sueño y busca una correspondencia en el mundo real para todos los elementos iconográficos de lo que no debía ser más que una ficción para niños de cuna. Necesita la existencia de tal correspondencia para hacer posible la salvación del hada y para que la redención de la humanidad inicie su primer ciclo. Todo es un acto de fe. Así suele suceder, probablemente, siempre que un ser humano se embarca en pos de un sueño.

Y éste es, según mi sensibilidad, el aspecto más desgarrador de la película: late un profundo desasosiego ante la realidad de un mundo a las puertas del apocalipsis. Mejor dicho, late un desgarrador temor ante la posibilidad de que todo sea una fantasía para escapar de la cruda realidad. Hay, en consecuencia, una desesperación por creer en la magia, en los dioses, en los seres superiores, en los designios del universo planificado por “energías” y “fuerzas” sobre las que nos gusta pensar que no entendemos, pero que, de algún modo, y todo sea por mantener la esperanza, deberían existir. No porque venga de la mano de la razón y la lógica, sino simplemente porque necesitamos creer. Es patológico buscar “señales” en un crucigrama de una revista semanal o en la visión de las cajas de cereales en el estante de la cocina. Puede ser excesivo, pero el cineasta hindú nos lo muestra sin tapujos y se deja enternecer en la maravillosa secuencia en la que Cleveland y los suyos rodean a la desvalida joven del agua, entre el escepticismo y la esperanza, mientras Cleveland la abraza entre lágrimas de dolor. La única esperanza a su dolor es la fe en la resurrección de la chica (¿a qué me suena esto?). Es la señal que él necesita...


Definitivamente, M. Night Shyamalan está loco, por su descaro y desparpajo. Un aplauso por su atrevida creatividad, pero algo chirría en éste tinglado antropológico-religioso-místico (¡toma ya!) que se trae entre manos. Debo decir que “La joven del agua”, a primera vista, me ha gustado menos que “Señales” y “El bosque”. Aquellas dos guardaban un buen equilibrio entre la pretensión de entretener y la de hacer pensar al espectador. En ésta predominan, quizá demasiado, las pretensiones filosóficas y demás, haciendo que resulte menos lúdica que sus obras precedentes (de “El protegido” no hablo porque todavía no la he visto). Sí ,me encantan la multitud de mensajes subliminales que subyacen durante casi todo el metraje, me encanta que Shyamalan sea un cineasta místico, pero también me quedo con la impresión del exceso de palabrería y de, tal vez, haber echado de menos un poco más de lirismo y misterio alrededor de la joven protagonista, lo que se dice profundizar más en su perfíl de ser mitológico pero sin caer en demasiados hermetismos.

Lo más peligroso y discutible de todo es la cobardía intelectual del discurso: todo está en manos de la fe en seres y cosas sobrenaturales. Shyamalan no soporta la realidad y quiere que el mundo alcance el bien mediante la intervención de la magia, del pensamiento supersticioso y demás entelequías de la New Age que han pasado a formar parte de la cultura de masas como una reacción frente al caos y la pérdida de valores post-moderna. Mientras que en “El bosque” nos hablaba de afrontar la realidad, descabezando mitos y enfrentándose a la civilización con la esperanza puesta en la bondad del ser humano, aquí todo está en manos de esperanzas fantasiosas. Por ello, y no obstante, éste sí es un cuento de hadas puro y duro, y como tal hay que valorarlo.


A su favor debo resaltar que, como comentaba al principio, aquí no hay trampa ni giro dramático inesperado que haga chirriar la trama, ya desde el inicio sabes que vas a entrar en un mundo de fantasía con la finalidad de poner a prueba la fe de los protagonistas de carne y hueso. Por otra parte, la película pretende ser tierna y sensible, y de hecho lo logra sin caer nunca en la cursilería. La brillantez narrativa de Shyamalan sigue vigente y demuestra que, a pesar de estar tejiendo historietas que, por sí mismas, son un despropósito porque sólo él se las cree, sabe moverse en ese terreno abonado con sus propios temores y fantasías.

“La joven del agua “ es la menos comercial de sus películas, y por eso será -está siendo ya - duramente vapuleada tanto por el público y la crítica. Se le buscarán todas las incongruencias posibles y dirán que el argumento no se sostiene, olvidando que aquí de lo que se trata - como de forma más o menos subliminal nos lo dice el propio Shyamalan en la escena en la que Cleveland se ve obligado a rezongarse y sonreir con el candor de un niño si quiere seguir escuchando y sacar provecho del cuento - es de sentarse en la butaca y “babear” viendo el cuento.

Por algo es el cineasta más incomprendido de la actualidad...

5 de agosto de 2006

KOSMOS, MUERTE Y VIDA (DE LA MANO DE JESÚS MOSTERÍN)

La vida es un estado excepcional de desequilibrio termodinámico, de separación de la corriente principal de la realidad. La muerte es la vuelta al equilibrio, a la normalidad. La individualidad del ser vivo se construye sobre el desequilibrio con el entorno, es difícil de mantener, improbable y frágil. La muerte es el colapso de la individualidad, el retorno a la unidad, al equilibrio, al origen, al estado de indistinción previo a la existencia. Los seres vivos somos espuma efímera y olas fugaces del profundo océano de la realidad.

La muerte es la pérdida de la individualidad y el retorno a los flujos universales de la materia y la energía, la fusión con el entorno y con el resto del universo. Tras la muerte ya no somos nosotros, pues nos hemos hecho uno con el universo. En cierto sentido, subsistimos, pero no como nosotros, sino como el todo, como el universo, como lo que el pensamiento indio clásico llamaba Brahman.


La naturaleza humana, Jesús Mosterín. Ed. Gran Austral.


La muerte continúa siendo una asignatura pendiente para todo el corpus de sabidurías del mundo occidental, obsesionado con el progreso material y el conocimiento de las estructuras más superficiales de la materia, con todo aquello que pueda tener un fin práctico. Se suele decir que la ciencia moderna sólo tiene sentido ubicándola dentro del marco de un sistema productivo. Conocer la materia para manipularla y hacer uso de ella, desde crear un mueble más consistente o cómodo hasta la fabricación de los más avanzados ordenadores. Pero ¿qué hay de la hermenéutica y de la filosofía, de la interpretación profunda del mundo y de la creación de una visión del ser humano en comunión con el universo?.

El citado párrafo, escrito por Don Jesús Mosterín, es un pequeño rayo de luz, una base a partir de la cual se puede ir trabajando. La vida tiene un sentido y la muerte forma parte de la vida. El cosmos es un todo que se autodestruye y se autoregenera, y ése es el ritmo de su existencia. Todos los seres vivos bailamos con la misma música, somos cosmos y de eso sí que no se libra nadie. Vida, muerte, regeneración, vida, muerte, regeneración. El ciclo de los mundos parece infinito, nada muere en realidad, sino que se transforma, se regenera, se convierte en otra cosa. El conocimiento científico nos acerca a esa verdad maravillosa, sin necesidad de vanas creencias en un “más allá” que nos sirva de consuelo. Sin embargo, algo todavía está fallando, pues el humán no encuentra un sentido universal a su limitada existencia temporal.

Se acusa a las religiones tradicionales de fundamentalistas e involucionistas, entorpecedoras del proceso de conocimiento, pero éstas ofrecen un sentido global que puede ser compartido por una comunidad de creyentes. Tal sentido, como todos sabemos, no procede del conocimiento, sino de la creencia y el dogma, pero, hasta que la ciencia, en connivencia con la filosofía y la educación, no logre articular un discurso explicativo sobre la ubicación del ser humano en el mundo, una explicación en la que éste encuentre regocijo y significado, la mera supresión de los dogmas y las creencias religiosas no hará más que dejar un vacío que acentuará la desorientación y la desesperación de la humanidad.

Y sin embargo, la muerte sigue siendo un tabú y se la considera como algo ajeno a la vida, cuando en realidad la muerte es el clímax de ese baile cósmico, la última gran aventura, lo que de verdad le da sentido a todo. La vida es excepcional, una separación de las corrientes habituales del cosmos, un desequilibrio improbable que, con todo, ha tenido lugar, y eso la convierte en milagrosa. La muerte es el retorno al origen, a la normalidad del cosmos. ¿No es maravilloso?. ¿Porqué tenemos que pensar en la muerte como algo terrible, si al fin y al cabo es el retorno al hogar, al cosmos en su estado habitual?. El retorno a nuestro verdadero origen, en definitiva.

La respuesta es obvia: porque, según parece, y hasta que el conocimiento filosófico o científico demuestren lo contrario, ése retorno al origen exige pagar un precio. El precio de perder la conciencia individual, de dejar de ser un ego concreto. Ciertamente, es un temor razonable: ¿para qué sirve saber que hay continuidad después de la muerte si en esa continuidad no cabe el ego?. Yo, José A. Peig, cuando muera, seré parte del todo, pero ya no seré José A. Peig, sino una conciencia de todo. Para la mayoría de la gente, disfrutar de una vida inmortal dejando de ser una conciencia individual no tiene sentido. Por eso, lo que la ciencia ha sido capaz de explicar a día de hoy sobre la posición del humán como parte de un todo, no sirve para crear ese sentido universal que destronaría para siempre al poder del temor a la muerte, el gran temor que ha esclavizado a la humanidad desde tiempos inmemoriales.

Cuando la ciencia, de la mano del conocimiento empírico y de la adecuada interpretación de la relación entre el hombre y el universo, sea capaz de explicar el hecho de la muerte de manera que ésta sea entendida como un elemento clave y sustancial en la existencia global, entonces la humanidad dará un paso de gigante hacia la verdadera libertad. Ése es un punto trascendental. La muerte debería ser una asignatura obligatoria en los colegios de primaria, en los institutos, en la televisión, como aprendizaje para la vida.

Y por último, ahondando en el enigma, si después de la muerte hay algún tipo de continuidad en la que formamos parte de la conciencia del todo, ¿en qué consiste esa percepción del todo?. ¿Cómo se disfruta el todo viéndose a sí mismo como un todo y por toda la eternidad? Imposible siquiera imaginarlo, porque sólo conocemos (en nuestra actual existencia de unidades individuales) el estado de conciencia individual. Más allá está Brahman y su misterio.

Y terminamos con estas palabras de Jesús Mosterín, para poner su acertada rúbrica final:

Dando rienda suelta a nuestra curiosidad, indagando las criaturas que nos rodean y los astros lejanos, escrutando el universo, encendemos en este planeta el fuego de la conciencia cósmica. Cuando en febrero de 1987 llegó a la tierra la primera luz procedente de la supernova que había explotado 163.000años antes en la gran nube de Magallanes, rápidamente trasmitió la noticia y todos los observatorios del hemisferio sur apuntaron en ésa dirección. Quizá en ese momento el universo- a través de nosotros- se dio cuenta de que había sufrido tal explosión. O quizá ya se había enterado antes, a través de otra conciencia que habitase un planeta más próximo a la supernova.

El universo es el máximo individuo, la entidad omniabarcadora; es lo más grande con lo que podemos identificarnos y en lo que podemos intencionalmente integrarnos. El Universo es todo, es el todo y, en la medida en que la palabra Dios tenga un sentido no supersticioso, el Universo es Dios. El Universo con el que nos identificamos y al que cada vez conocemos mejor a través de nuestra ciencia, nos abarca, nos incluye, nos sostiene, nos llena de admiración, reverencia y fervor. Lo que sentimos ante el Universo es un sentimiento panteísta, que es el único tipo de religiosidad compatible con la racionalidad y con la ciencia.

La ciencia sin mística corre el riesgo de quedarse en mera gimnasia metodológica. La mística sin ciencia fácilmente degenera en autoengaño y superstición. Solo la jugosa conjunción del conocimiento científico con el sentimiento místico nos permite aspirar a alcanzar aquel estado de exaltación lúcida y plenitud vital en que consiste la comunión con el Universo. Sintonizar con el Universo, sentarnos en el trono de Dios, acompasar el pálpito de nuestro corazón a un latido divino, ¿qué más se puede pedir?.


* José A. Peig
EL MAR Y LA GUERRA
* José A. Peig

Las guerras son siempre malas, pero a veces pueden ser legítimas o inevitables. A un joven ingenuo como yo no se le escapa el hecho de que la guerra puede ser motor de cambios, revoluciones, defensa de la dignidad, la libertad y la autodeterminación de ideas, pueblos y razas. Soy hombre del Kosmos, pero también vago por los subterráneos del devenir histórico, de la sangre de las estirpes, los clanes y las sectas ideológicas (todas las ideologías son sectarias). Es decir, que yo sé que si los hombres han provocado muertes con el uso de la violencia no ha sido exclusivamente por un mero capricho alimentado desde los rugidos ancestrales que todavía bullen en los genes de la sangre, la rabia y los rugidos de la bestia desde la cual hemos evolucionado a lo largo de muchas eras.

Existen motivos que radican en lo simbólico, en los ideales o en la necesidad de diferenciarse, tener un territorio para no ser un desarraigado, defender unas ideas que otros desprecian con el poder de las armas o con el simple y llano insulto. El ser humano mata porque tiene miedo y necesita hacerse un lugar en el mundo: ésta es mi tierra, ésta es mi ideología, éste es mi dios, éste soy yo. Si amas a mi dios, y a mi tierra, y respetas y comprendes mi ideología, me estas amando a mi. Si no lo haces, te declaro la guerra, si no comprendes lo que yo amo, nada de lo que soy le será útil al mundo, por eso odio lo que eres y a los que son como tu

Leí la noticia de la nueva carnicería del ejército de Israel en el Líbano, con cincuenta civiles muertos, una treintena de ellos eran niños inocentes. La guerra de oriente medio es una guerra que no tiene fin ni origen, ya nadie sabe a ciencia cierta quién empezó la tangana como tampoco nadie acierta a dar con una solución real. Con el tiempo y las generaciones, sólo quedan siglos y siglos de odio trasmitido de padres a hijos, con el adoctrinamiento y la sangre, la sangre digo, pues no me cabe duda que tanto odio acumulado durante tantas generaciones, termina por incrustarse en los genes, y ese pulso del odio va perpetuándose sostenido en las mismísimas estructuras biológicas.

Ahora, el odio hacia Israel ya es imparable, tanto en el mundo occidental como en los países islámicos. Pero ahora más que nunca se necesita de una reflexión fría, de poner a todos los actores de la batalla en su justa medida, comprendiendo y compartiendo los problemas y las cosmovisiones de todas las partes implicadas. Dejarse llevar por el odio hacia los verdugos de turno no conduce a ningún sitio. Lo del gobierno de Israel es terrorismo de estado (con todo lo que ello supone), así como lo de Palestina es el terrorismo de las minorías, de los que no tienen otra forma de defenderse frente a estados omnipotentes que tienen la legalidad y el derecho de su parte. Yo, hoy, soy israelí, soy palestino, soy libanés, soy sirio y soy iraní. A nadie le gusta hacer la guerra, pero cuando hay siglos de incomprensión, de dolor, de traiciones, de saqueos y, sobretodo, de ofensas, los seres humanos que forman parte de un colectivo cultural, compartiendo la fe en un dios, la necesidad de tener un destino y una tierra sobre la que edificar un arraigo, una familia, unas costumbres...Como dije antes, algo tan sencillo y humano como tener un lugar en el mundo, donde ser tú mismo, con los tuyos (la identidad colectiva de la que formas parte), y teniendo la seguridad de que tus vecinos, aunque tengan mejores armas que tú y unas creencias distintas a las tuyas, van a respetarte, amarte y comprenderte incluso en tu diferencia respecto a ellos.

Utopía...

El mar mediterráneo me une, todavía más, con aquellos pueblos de oriente, hoy ensangrentados sin remisión, y amenazando con una conflagración que puede acabar teniendo ecos de alcance mundial. Es curioso comprobar que la mayoría de las profecías que han ido publicándose en los últimos años señalaban al año 2006 como el del inicio de la debacle en oriente medio, precedida por la muerte de Arafat, tal y como anunció Michael Drosnin en su famoso best-seller sobre el supuesto "código secreto de la Biblia". Ni soy catastrofista ni creo que el futuro esté escrito en parte alguna, pero me llama la atención la precisión de algunos de estos pronósticos. Y lo digo porque hoy, al ver las fotografías de esos niños asesinados, he sentido un odio y un asco inmensos.
Y todo ese dolor y ese resentimiento, para un padre que ha perdido a su hijo, para un musulmán que contempla cómo estan expoliando y asesinando a los suyos, no se cura ni en semanas, ni en diez años, ni en diez milenios. Y el pulso del odio impone la venganza y la autodefensa irracional. Por tanto, nunca se me hizo tan plausible la idea de que caminamos hacia una destrucción total, aunque espero que no sea irreversible y los que logremos sobrevivir a la barbarie podamos levantar un nuevo mundo aprendiendo de los errores de la vieja civilización, sin más dioses que los que brotan del amor a las cosas del mundo, viviendo en paz con nuestras diferencias, tanto individuales como colectivas.

El mismo mar mediterráneo que ahora contemplo, el que me enseñó la ternura, la magia de la vida, el arte de la comprensión y la alegría de mis pasos en cada atardecer, es el mismo mar que baña las tierras de Israel y el Líbano, las tierras del odio, de la incomprensión y la miseria humanas. A este lado de la orilla, reina mi paz. Allá en el horizonte oriental, se desencadena un infierno. El mediterráneo, en todo caso, es lo que nos queda y nos une.

8 de julio de 2006



ORIOL BOHIGAS
- El arquitecto político

Arquitecto, urbanista, político, músico vocacional, editor, escritor y personaje público. Una biografía repleta no cabe en la vida de este catalán enérgico e insaciable al que su hijo describió de manera categórica: sólo hay una cosa peor que conocer a Oriol Bohigas (Barcelona, 1924), no conocerlo.

- Entrevista de Anatxu Zabalbeascoa
(El País Semanal 2000)


" La vida es dos pasos adelante y uno atrás. Las convicciones tienen que ser radicales, pero flexibles. Un arquitecto descubre que las cosas funcionan cuando es capaz de ceder lo suficiente para que sus ideas se conviertan en realidad y dejen de ser mera ideología abstracta.

En política se debe partir siempre de ideas muy simples y básicas. Son las únicas que pueden perdurar. Uno cree en la libertad, la igualdad y la fraternidad, o no. Elegí estudiar arquitectura por casualidad. Quería ser historiador como mi padre; pero en la familia burguesa a la que pertenecía, esa aspiración fue vista como poco rentable. Muy pronto, pues, comprendí las posibilidades políticas de la arquitectura. El arquitecto debe entender la realidad que pretende construir, y de ahí a tener una posición política sólo hay un paso.

Los mayores errores de mi vida han sido detalles, a veces cosas prácticas: proyectos que han salido mal, falta de conocimiento de idiomas (tuve que aprender inglés con cuarenta años). Tal vez, si volviera a empezar hoy trataría de ser más arriesgado como arquitecto y como estudiante. En mi vida personal, lo que he querido arriesgar ya lo he arriesgado, y me parece que he corrido el riesgo suficiente, el que necesitaba. No variaría mis grandes decisiones.

Tengo un hijo arquitecto que no trabaja conmigo. Lo comprendo. Ser hijo de la misma profesión tiene muchas ventajas, pero grandes inconvenientes. Cuando haces una cosa que está bien te dicen que te lo ha hecho tu padre, o al revés, cuando una cosa no gusta dicen que tienes tan mal gusto como tu padre... Ha hecho bien en independizarse.

Puedes ver algunas de sus obras en mi álbum de fotos: Oriol Bohigas

Gran parte de lo que sé lo debo a la arquitectura. Mis profesores fueron gente de gran cultura y vocación, cosa que se ha perdido hoy. La persona ampliamente culta ha dejado paso al especialista. Cuando mi generación empezó a trabajar, en los años cincuenta, tuvo que explicar muchas cosas para cambiar la mentalidad del cliente y poder construir edificios modernos. Creo que lo que define a la buena arquitectura es que sirve, pero no es servicial. Coderch y Sostres son para mí dos maestros indiscutibles. Otro arquitecto sabio que supo enfrentarse a la arquitectura siempre con frescura fue Sáenz de Oiza.

Las primeras y las últimas obras siempre me parecen las mejores de cuanto he hecho. Las primeras tenían ingenuidad, y las últimas, madurez. La Villa Olímpica de Barcelona demuestre lo que siempre hemos proclamado: es posible crear un barrio entero con calles, plazas y vida partiendo de cero.

No tengo fe. Soy militante agnóstico. Sólo creo en las cosas fundamentalmente humanas, en una moral colectiva. Hoy, con 75 años, todavía recuerdo como uno de los episodios más duros de mi vida la muerte de mi padre, cuando yo tenía 21 años.

No hago ningún ejercicio físico. Bebo mucho y fumo mucho. Con la vida que llevo, me encuentro bastante bien. Mi generación tuvo una gran desgracia que acabó siendo una gran suerte. Cuando uno empieza a trabajar en una época difícil - como lo fue el año 1951, en que merecía la pena tratar de hacer arquitectura moderna y estar contra Franco - resulta fácil sentirse motivado. Hoy los jóvenes arquitectos no tienen ideales y están desorientados. No saben si quieren ser albañiles o Rem Koolhaas. La libertad desorienta.

Ahora y siempre, ser feliz es tener salud, una profesión que no te haga sentir como un cero a la izquierda y una estructura sentimental que te funcione bien. En este orden".

Para ampliar información:
* Epistolario de Oriol Bohigas
* Contra el tranvía
* Patrimoni i utilitat





24 de junio de 2006


* LA FIESTA *
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Rosario Górriz Fons


" Me resulta muy curioso el que las religiones tengan tantas dificultades con las experiencias místicas como los psicólogos, si es que no tienen más ".

Wilson Van Dusen, La profundidad natural en el hombre


Aquí estoy. Recostada en el suelo, dejo que me inunde esta pacífica lentitud, el ritmo interno y preciso, que al principio me hizo pensar que había muerto. Es un lugar extraño, pero amable donde el aire está impregnado de puntos luminosos que tiñen el cielo de suaves colores. Suena de fondo una música alegre, cantos y risas, pero no sé de dónde proviene, ni porqué estoy aquí.

Sé que hubo una explosión y, aunque no estoy herida, todo parece indicar que la detonación ha abierto una puerta dimensional y me he colado por ella. Ahora será cuestión de buscarla, abandonar este paraje de ensueño y regresar. Pero, cuando pienso en incorporarme, dicho y hecho es todo uno. No sé cómo me he levantado, pero estoy de pie. Necesito comprobarlo, es algo que va con mi carácter, y repito varias veces la acción: tumbada, de pie, de lado, en cuclillas... No lo entiendo, pero acción y pensamiento son uno. Bueno, tal vez pueda desplazarme de este modo hasta la puerta dimensional y... ¡ya he llegado!

Pero aquí no se ve nada. El aire ya no es luminoso y los puntos de luz son, ahora, puntos oscuros, como si estuviera cargado de hollín. Veamos, me pongo a favor del viento y, sí, es humo. Hay un terrible incendio, pero no noto el calor.

¡Un momento! ¿Qué es esto que me cae encima? ¡Claro! Alguien intenta apagar el fuego. Retrocedo y efectivamente está lleno de bomberos. Todos corren arriba y abajo, y a todos les afecta mucho el intenso calor que yo, qué extraño, sigo sin notar.

En uno de los camiones el jefe de bomberos habla por radio pidiendo refuerzos. Espero que termine de hablar y, cuando desciende del vehículo, le pregunto qué ha pasado, pero no contesta. Le toco en el hombro para llamar su atención y mi mano pasa a través de él como si fuera de aire. Me asalta la duda, ¿es él de aire o lo soy yo? Ya entiendo, estamos en dimensiones diferentes, yo le veo desde aquí, pero él no advierte mi presencia. Se que tengo que regresar al fuego, porque es allí donde ha de estar el paso, la puerta, pero antes quiero comprobar que realmente nadie me ve.

Me alejo en dirección a los coches de policía, que están ya muy lejos del incendio, y me acerco con cautela a dos guardias que toman café junto a uno de los vehículos. Aunque parece que tampoco me ven, subo al capó del coche, con una agilidad que a mí misma me sorprende, y doy unos saltos para llamar su atención. Pero nada. Así que, me siento en el techo con las piernas colgando entre ellos. Estoy en medio de la conversación y es evidente que no me van a echar de aquí. Cuando presto atención, el más joven está comentando el trabajo que hubo que hacer, dado el desnivel de la mediana, para que los coches pudieran pasar al otro lado de la autopista y regresar. Decido participar y digo en voz alta:

‭ – ‬Habría sido más fácil hacerlos volver atrás.
‭ – ‬Eso hubiera sido peor - contesta el joven.
‭ – ‬¿El qué? pregunta el compañero.
‭ – ‬Hacerlos volver - y aclara - La autovía sigue colapsada. Es de locos - dice pensativo - No, - concluye volviendo al argumento inicial -, era mejor darles salida por la nacional.
Está claro. No me ven, pero el joven, al menos, parece oírme. Lo compruebo. Doy un grito victorioso y canto a pleno pulmón el "campeooones, campeooones" de los equipos deportivos. Ninguno de los dos hace ademán de oír mis gritos, pero cuando me callo, están hablando de la marcha de sus equipos. Bueno, ahora ya sé cuánto necesito. bajo del coche y , medio en broma y en voz alta, agradezco la información.

‭ – ‬No es nada - contestan al unísono, y la expresión de sus caras consigue arrancarme una sonrisa.

Me acerco de nuevo al incendio y el fuego está ¡vivo! y, para mi sorpresa, ruidosamente alegre. Me obligo a recordar que, aunque el fuego no me quema, el humo si me ciega, y caigo en la cuenta de que si regreso en mitad de las llamas, sin duda, me abrasaré. Pero he de intentarlo, no puedo arriesgarme a quedar atrapada en esta dimensión. Me adentro en el fuego buscando el origen de la explosión y avanzo hasta que tropiezo con un camión cisterna. Lo rodeo y en la parte delantera, donde espero encontrar el paso dimensional, hay un coche empotrado. ¡Mi coche! Ahora lo recuerdo. Viajaba de noche para adelantarme a la operación salida. No había trafico, pero decidí parar en un área de servicio y esperar a que escampara la niebla. Aminoré la marcha y me concentré en las señales. Poco después unos potentes faros me deslumbraron por el espejo retrovisor y, deseando que me adelantara, levanté el pie del acelerador. Luego una fuerte sacudida.

Imagino la cara que pondrán mis nietos cuando les cuente el porqué de mi retraso, pero, ¿realmente he sobrevivido a esto? Si la explosión me ha enviado a otra dimensión, mi cuerpo no puede estar en el coche. No sé, la idea de la muerte vuelve con fuerza, pero me da miedo comprobarlo. No, no puede ser, tengo que estar en otra dimensión, no puedo estar muerta y sentirme tan viva. Es ilógico, es..., es un insulto a la razón, es... ¡Basta! tengo que tranquilizarme, pensar con claridad.

Respiro hondo y pienso en mis hijos, en mis nietos, en los amigos que quedaban vivos y ¡qué absurdo! pienso que he olvidado apagar la luz de la cocina. Bueno - intento consolarme - , he disfrutado de la vida y, si estoy muerta, ha sido una buena forma de morir, una forma más rápida y limpia que seguir envejeciendo hasta que el cuerpo se te va pudriendo en vida.

Me asomo por aquel amasijo de hierros esperando no encontrar nada pero, sí, ahí está mi cuerpo. ¿Cómo es posible? ¿Será que la mente sobrevive un tiempo al cuerpo?

Sí, eso parece ser. Ya noto cómo se acerca el final. Mi visión se está desenfocando. Mi mente se repliega sobre si misma. Ahora es un agujero negro que engulle velozmente imágenes, recuerdos, anhelos y penas de todos mis tiempos. Se contrae. Se prepara para volver al polvo. Mis ojos se cierran y lo que soy se está difuminando en el aire. Lentamente. De no ser por el alboroto de las llamas... Parece que el sentido del oído es el último en desaparecer. Pero, ¿por qué siento ahora como si despertara?¿Habrá sido un sueño? Abro los ojos con cuidado, pues a través de los párpados adivino un exceso de luz, y cuando mis pupilas se acostumbran a la claridad, compruebo que sigo en mitad de las llamas, junto a mi cuerpo carbonizado. No puedo engañarme más, esto es la muerte y no tiene remedio.

De acuerdo, he sobrevivido a la muerte, y ¿ahora qué?
Me pregunto dónde estarán los cielos y los infiernos que vende la religión, y en el fondo me alegra no haber perdido mi ácido sentido del humor. Pero si ellos no tienen razón, también yo estaba equivocada y, aunque ahora la energía de mi cuerpo regresa a la tierra, yo sigo aquí. Soy la misma que horas antes conducía a través de la niebla y, la verdad, no veo más cielo ni más infierno que el que yo misma poseo.

Me asomo a la cabina del camión y descubro otro cuerpo carbonizado. Alguien más ha muerto conmigo. También debe creer que está en otra dimensión, pero podrá verme, oírme, y yo podré comprobar que no sigo soñando. Recuerdo que puedo ir donde quiera al instante - extraña ventaja la de la muerte - y opto por la vía rápida. Deseo estar con él y, fuera ya del fuego, hay alguien gimiendo en el suelo, a pocos metros de mí. Debe ser un acompañante del conductor. ¡Pobre infeliz!, tiene quemaduras por todo el cuerpo. Dos hombres le atienden mientras un tercero observa con atención. Bueno, luego buscaré al camionero, no creo que este sobreviva y quiero observar el tránsito. ¡En mi caso ha sido tan rápido!

Me acerco decidida, sabiendo que no pueden verme, pero uno de los hombres sale a mi encuentro y me pide que no dé un pasos más. Su voz suena extraña. ¡Claro! no es un hombre, es una mujer y su cara me recuerda..., sí, tiene la placidez de la Gioconnda. Cuando vuelvo a prestar atención a sus palabras, está diciendo:

‭ – ‬... Eso alterará al enfermo.
‭ – ‬¿Puede usted verme? - es todo lo que alcanzo a decir.
Me mira, como si de pronto comprendiese, y dice:
‭ – ‬ Sí, del mismo modo que me ve usted a mí.
Sé que hay personas que afirman ver a los muertos y, aunque nunca lo he creído, deduzco que debo estar ante una vidente.
‭ – ‬Verá - le explico - , sólo quiero observar el proceso de la muerte. Aún no estoy segura de seguir... ¿viva?
‭ – ‬ Creo que no lo entiende - dice con suavidad - . Aunque se acerque, no podrá ver nada porque ya está muerto.
Calla esperando mi respuesta, pero tiene razón, no lo entiendo.
‭ – ‬Si los dos estamos muertos, ¿por qué él está carbonizado y yo no?- pregunto finalmente.
‭ – ‬Verá, de algún modo es responsable... - titubea - Aún no sabe que está muerto, pero... - hace otra pausa, fija la mirada a lo lejos, detrás de mí, y sin perder el tono suave, dice tajante - Tengo que irme, él me necesita más que usted.

¿Enfermo, muerto? Esto no tiene sentido, es como vivir una pesadilla. El desaliento me impide seguir de pie y, más que caer sentada, me derrumbo. Sollozo, llorando como una criatura. Me siento sola, más aún, abandonada, y no entiendo nada.

Intento salir de la desesperación pensando en Julia, mi hija. Ella siempre decía que no puedes cambiar lo que ocurre a tu alrededor, pero que siempre, siempre, puedes elegir la forma de vivirlo. Esa actitud nos ayudó a superar su trágica muerte, pues en su memoria hicimos el esfuerzo de vivir su recuerdo con amor y no su pérdida con amargura. Ahora, intento aceptar mi muerte del mismo modo, pero esta soledad lo hace todo más difícil.

Miro hacia el herido. está más tranquilo, como sedado. Lo trasladan en unas extrañas parihuelas; parece, no sé, es como si hubieran condensado el aire para construirlas. La mujer, que ahora camina junto al herido, gira la cabeza y saluda con la mano a modo de despedida. Pienso en irme con ellos, pero no haga nada por seguirlos. Aquello no va conmigo. Lo sé. No sé cómo, pero lo sé.

El fuego está casi controlado. El griterío de las llamas es sólo un murmullo quedo, y se oyen, a lo lejos, la música y las risas del principio. Sí, alguien, además del fuego, celebra una fiesta.
Algunos bomberos empiezan a recoger el equipo; otros, exhaustos por el esfuerzo, descansan junto a la ambulancia que, cuanto todo termine, trasladará los cuerpos calcinados. Luego, la enorme grúa que acaba de llegar retirará el revoltijo metálico de la calzada, la autopista engullirá´, como siempre, el tráfico de las vacaciones y la vida, como si nada hubiera pasado, seguirá.

Oigo de nuevo, con mayor intensidad, las risas de esa fiesta que no consigo ubicar. No estoy de humor para fiestas. ¡Estoy muerta! Como tanta otra gente, pienso con ironía. Pero, ¿dónde están todos los muertos? Y, dicho y hecho - empiezo a cansarme del juego -, desfila ante mis ojos una gran multitud. Es evidente que no están ahí. Es como una película y no quiero ver más. No son multitudes la compañía que busco. Quiero ver a los míos, darle a Pepe un tirón de orejas por dejarme viuda antes de tiempo, abrazar a mis padres, a los amigos que partieron antes que yo, pero sobre todo a Julia, mi hija.

‭ – ‬ ¿Dónde estás, hija? - me sorprendo diciendo en voz alta.
Y escucho detrás de mi una voz conocida, entrañable:
‭ – ‬Te estamos esperando, mamá. Hay una gran fiesta y tú eres la invitada de honor. Ven.

22 de junio de 2006

Un remedio para la tristeza

Lo mejor para la tristeza - contestó Merlín, empezando a soplar y a resoplar - es aprender algo. Es lo único que no falla nunca. Puedes envejecer y sentir toda tu anatomía temblorosa; puedes permanecer horas y horas por la noche escuchando el desorden de tus venas; puedes echar de menos a tu único amor; puedes ver el mundo a tu alrededor devastado por locos perversos; O saber que tu honor es pisoteado por inteligencias inferiores. Entonces sólo hay una cosa posible: aprender.

Aprender porque se mueve el mundo y lo que hace que se mueva. Es lo único que la inteligencia no puede agotar ni alienar, que nunca la torturará, que nunca le inspirará miedo odesconfianza, y que nunca soñará con lamentar, de lo que nunca se arrepentirá.

Aprender es lo que te conviene. Mira la cantidad de cosas qeu puedes aprender: La ciencia pura, la única pureza que existe. Puedes aprender. Astronomía en el espacio de una vida. Historia Natural en tres. Literatura en séis. Y entonces después de agotar un millón de vidas en Biología, Medicina, Teología, Geografía e Historia y Economía. Pues entonces puedes empezar a ahcer una rueda de carrera con la madera más apropiada o pasar cincuenta años aprendiendo a empezar a vencer a tu contrincante en esgrima. Y después de eso, puedes empezar de nuevo con las Matemáticas hasta que sea tiempo de aprender a arar la tierra.

5 de mayo de 2006


Anarquía ontológica en pocas palabras - Prólogo

* Hakim Bey - INMEDIATISMO

Puesto que absolutamente nada puede ser predicado con alguna certidumbre real acerca de la "verdadera natura-leza de las cosas", todos los proyectos (como dice Nie-tzsche) Sólo pueden estar "basados en nada". Y aún así debe haber un proyecto aunque sea sólo porque nos resistirnos a ser categorizados como "nada". A partir de la nada haremos algo: el Levantamiento, la revuelta con-tra todo lo que proclama: "La Naturaleza de las Cosas es tal-y-tal". listamos en desacuerdo, somos antinaturales, somos menos que nada ante los ojos de la Ley Ley Divina, Ley Natural o Ley Social , escoge la que quieras. A partir de la nada imaginaremos nuestros valores, y por este acto de invención viviremos.

Mientras meditamos sobre la nada nos damos cuenta de que aunque no puede ser de-finida, a pesar de todo paradójicamente podemos decir algo sobre ella (incluso aunque sólo sea metafóricamente): parece ser un caos. Como mito antiguo y como "nueva ciencia" por igual, el caos está en el corazón de nuestro proyecto. La gran serpiente (Tiamat, Pitón, Leviatán), el caos original de Hesiodo, preside el vasto y largo sueño del Paleolítico -antes de todos los reyes, sacerdotes, agentes del Orden, la Historia, la jerarquía, la Ley. "Nada" empieza a tomar una cara -el suave, sin rasgos, rostro-de-huevo o calabaza del Sr. Hun-Tun, el caos-como-convertirse , el caos-como-exceso, la generosa efusión de la nada dentro de algo.

En efecto, el caos es vida. Toda confusión, toda revuel-ta color, toda urgencia protoplásmica, todo movimiento es caos. Desde este punto de vista, el Orden aparece ) como muerte, cesación, cristalización, silencio extraño.

Los anarquistas han estado proclamando durante años que "la anarquía no es el caos". Incluso el anarquismo parece querer una ley natural, una moralidad interior e ¡nata en la materia, una entelequia o propósito-de-ser. No mejores que los cristianos en este aspecto, o eso creía Nietzsche -radicales sólo en lo profundo de su resentimiento.) El anarquismo dice que "el Estado debería ser abolido" sólo para instituir una nueva forma de orden más radical en su lugar. La Anarquía Ontológica replica n cambio que ningún "estado" puede "existir" en el caos, que todas las afirmaciones ontológicas son espurias excepto la afirmación del caos (que sin embargo es indeterminado), y por tanto que la gobernación de cualquier tipo es imposible. "El caos nunca murió". Cualquier forma de orden" que no hayamos imaginado y producido directa espontáneamente en pura "libertad existencial" para nuestros propios propósitos celebratorios es una ilusión.

Desde luego, las ilusiones pueden matar. Imágenes de castigo rondan el sueño del Orden. La Anarquía Ontológica propone que despertemos y creemos nuestro propio día -incluso en la sombra del Estado, ese gigante pustulado que duerme, y cuyos sueños de Orden metastasizan como espasmos de violencia espectacular.

La única fuerza lo bastante significativa para facilitar nuestro acto de creación parece ser el deseo, o como .Charles Fourier lo llamó, la "Pasión". Igual que Caos y Eros (junto con la Tierra y la Vieja Noche) son las primeras deidades de Hesíodo, así también ninguna empresa humana ocurre fuera de su cosmogénico círculo de atracción.

La lógica de la Pasión lleva a la conclusión de que todos los "estados" son imposibles, todos los "órdenes" ilusorios, excepto los del deseo. No hay ser, sólo convertirse -de ahí que el único gobierno viable sea el del amor, o la "atracción". La Civilización meramente se oculta a su misma detrás de una delgada cobertura estática de racionalidad la verdad de que sólo el deseo crea valores. Y así los valores de la Civilización están basados en la negación del deseo.

El capitalismo, que afirma producir el Orden mediante la reproducción del deseo, de hecho se origina en la producción de la escasez, y sólo puede reproducirse en la insatisfacción, la negación y la alienación. Mientras el Espectáculo se desintegra (como un programa de Realidad Virtual que funcione mal) revela los huesos descarnados de la Mercancía. Como esos viajeros en trance de los cuentos de hadas irlandeses que visitan el Otro Mundo y parecen comer delicias sobrenaturales, nos despertamos en un legañoso amanecer con cenizas en nuestras bocas.


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1 de mayo de 2006


La búsqueda, cruzándose rostros conocidos,
el me dijo que todos buscaban algo, ¡y qué!,
el era un camionero sin ruta,
durante demasiado tiempo con los pies en tierra,¡ja!

29 de abril de 2006


La posteridad y lo nuclear: nuestra ética hedionda

Wu Ming 1

“Lo que desechamos vuelve para consumirnos”, dice Nick Shay, protagonista de Submundo de Don De Lillo, en el epílogo de la novela. Epílogo de título significativo, “Das Capital”, tal vez para significar que ningún análisis, ninguna teoría ni ningún discurso sobre la producción tiene hoy en día el más mínimo sentido si no tiene en cuenta el Gran Problema: nuestra basura, la mayor montaña del mundo. La mole que aplasta el futuro.

En la última década también cierto pensamiento crítico neomarxista se ha dejado engañar por los espejismos, hablando de la “inmaterialidad” de la producción (y del trabajo) en la economía “postfordista”. Se trata de una teoría fundada por entero en una estratagema: esconder el polvo (es decir, la cuestión ambiental) bajo la alfombra, alimentando “desde la izquierda” la creencia supersticiosa en el “crecimiento” y en una riqueza social ilimitada. Un filón de pensamiento “que se cayó en la marmita de pequeño”, como Obelix: descendiente del obrerismo de la época del boom , crecido en los años 70 de la “expropiación proletaria”, del “derecho al lujo” y del desprecio por la Austeridad , en la década pasada se adhirió a las paredes de la burbuja de la new economy sin poner jamás en duda sus propios mitos fundacionales. Ninguna crítica seria del consumo, ningún análisis de los límites del “desarrollo”. Así, este pensamiento está caracterizado por un auténtico horror por la idea misma de “límite”.

A pesar de este “inmaterialismo”, nunca en la historia de la humanidad se había producido tanta materia (desechos, vertidos, basuras), se habían destruido tantos recursos, se había consumido de forma tan irresponsable. A la basura tradicional, la “obsolescencia programada” de las mercancías de las últimas generaciones ha añadido la llamada e-waste : cada año, miles de millones de toneladas de ordenadores, cd-roms, disquetes, teléfonos móviles, baterías, cargadores, mandos a distancia (productos que se vuelven “obsoletos” en un abrir y cerrar de ojos o cuya reparación se considera imposible o “antieconómica”) terminan en los vertederos y después en las incineradoras, creando una gran nube de dioxinas que nos envenena a nosotros y a todas las especies vivas.

Cuando en televisión se habla la neolengua de la “productividad”, del “reimpulso del consumo” y de las “necesidades energéticas”, bastaría pensar en los desechos para entender de qué se está hablando de verdad.

El planeta no es nuestro; nos lo han prestado nuestros descendientes. Recurriendo precisamente al autor de “Das Capital”: “Ni una sociedad, ni una nación, ni todas las sociedades de una misma época son dueñas de la tierra. Son sólo sus poseedores, sus usufructuarios y tienen el deber de devolvérsela mejorada, como bonis patres familias , a las generaciones siguientes” (“La nacionalización de la tierra”, en Karl Marx, Documentos de la Asociación Internacional de los Trabajadores ).

Al contrario, si no damos marcha atrás en seguida, limitando nuestro consumo y abandonando las producciones contaminantes, seremos malditos por las generaciones venideras.

El mejor ejemplo de esta hipoteca sobre el futuro —y de esta puesta en peligro de la vida de nuestros sucesores— es el problema de los residuos nucleares, la categoría más peligrosa de desechos. Todavía hoy, no sabemos cómo indicar a nuestros descendientes la peligrosidad de estos materiales.

En julio de 2002, el Senado de Estados Unidos autorizó el almacenaje de 77.000 toneladas de basura nuclear en Yucca Mountain, Nevada. La construcción del depósito subterráneo costará cerca de 60 millones de dólares. El tiempo de actividad del plutonio es de alrededor de 25 mil años. Doscientos cincuenta siglos. La ley americana se “contenta” con prescribir el aislamiento hasta el año 12.000 d.C.

La Environmental Protection Agency ( epa : Agencia Federal para la Defensa del Medio Ambiente) se ha preguntado de pronto cómo señalar el peligro a quienes vendrán después de nosotros, y después de nuestros tataranietos, y después de los tataranietos de nuestros tataranietos. Se ha formado una comisión compuesta por arqueólogos lingüistas, futurólogos, matemáticos, artistas e ingenieros, cuyo objetivo es encontrar un material, un lenguaje, un conjunto de pictogramas que sigan estando íntegros y siendo comprensibles tras diez mil años.

Existe un precedente importante, el de la Waste Isolation Pilot Plant, en Carlsbad, Nuevo México. El proyecto ha estado en marcha durante una década, el relleno del depósito se completará en el año 2033. Para señalar el sitio, el Departamento de Energía ( doe ) ha puesto a trabajar a dos comisiones.

No es una tarea baladí: se calcula que en un período entre quinientos y mil años cualquier lengua será incomprensible para los descendientes de quienes las hablaban. Hoy en día, aparte de un puñado de arqueólogos y filólogos, nadie comprende el acadio, difundidísimo hace seis mil años en todo el Asia Menor (era la lengua de mercaderes y comerciantes), y nadie sabe leer la escritura cuneiforme.

También los símbolos y pictogramas se revelan ininteligibles o cambian drásticamente de significado: la esvástica, que hace milenios era el símbolo del sol o de buenos deseos, hoy es un símbolo de muerte, prohibido en muchos países. ¿Qué será en el futuro del trébol, símbolo de la radiactividad creado en 1946? Lo mismo puede decirse de muchos monumentos: el círculo de Stonehenge tiene “sólo” 3.500 años, pero no sabemos qué significa. En lo referente a los mensajes off limits contenidos en las pirámides, está claro que han tenido el efecto contrario, atrayendo a los curiosos. E incluso si nuestros descendientes comprendieran que se trata de una advertencia, no pensarían que sigue siendo válida.

Las dos comisiones del doe han sugerido dos enfoques distintos. El primero está basado en el ejemplo de la piedra Rosetta: un mensaje esculpido sobre granito en diversas lenguas (las oficiales de las Naciones Unidas más el navajo, hablado por los indígenas de Nevada), acompañado de símbolos y diseños (por ejemplo, un rostro asustado). Las objeciones a esta propuesta son muy sensatas: la piedra Rosetta fue traducida, pero por especialistas, no por quienes la encontraron. Además, las piedras de granito situadas en el desierto de Nevada hace cuarenta años para avisar de las pruebas atómicas son hoy invisibles, pues han sido cubiertas por matorrales.

El segundo enfoque consistiría en hacer el lugar lo más amenazador e inhóspito; de ahí la propuesta del arquitecto Michael Brill de crear un “paisaje de espinas”, una milla cuadrada de espinas de basalto negro de quince metros de alto, que salgan del suelo con distintos ángulos. Otros han propuesto ordenar las espinas de acuerdo con un diseño determinado. La objeción es que todo esto sería interpretado como arte monumental y atraería a los curiosos en lugar de repelerlos.

Es difícil que la comisión de la epa encuentre soluciones mejores. Algunos artistas han hecho ya propuestas extrañas (probablemente irónicas). Ashok Sukumaran ha propuesto plantar en la Yucca Mountain cactus transgénicos de color azul cobalto, para crear un contraste estridente que señale que algo no va bien. Los cactus serían programados para reproducirse por los siglos de los siglos. Sin embargo, no sabemos si en el futuro Nevada conocerá o no grandes cambios climáticos; aparte, ese tipo de paisaje podría ser considerado bello en lugar de repelente.

Es imposible señalar con seguridad para la posteridad un sitio peligroso, porque es imposible prever el futuro. En los próximos siglos podría producirse todo tipo de cambios sociales, ambientales, geológicos. Baste un solo ejemplo: en la zona, desde 1982, se han registrado 600 terremotos de una magnitud superior a los 2,5 grados en la escala Richter.

La nuclear, por más que digan sus fans, es una tecnología antiética, típico producto del capitalismo, que aplasta todo en un presente eterno y no se preocupa de lo que sucederá. Y el nuclear es sólo uno de los problemas que estamos creando a las personas de las que somos antecesores.

En la novela Venus en la concha , de Philip J. Farmer, puede encontrarse una opinión interesante: “Algunos extraterrestres sostenían que la causa del mal olor de los terrícolas era su dieta, que, incluso entre los chinos, consistía principalmente en salchichas, patatas fritas, bebidas alcohólicas y cerveza. Pero los octópodos de Algol, que eran tal vez la más filosófica de todas las razas, afirmaban que no era algo causado por la alimentación. La psicología influía a la fisiología. Los terrícolas apestaban porque su ética apestaba”. Es probable que en Algol, para producir energía, los octópodos no recurran a la nuclear.


Traducción del italiano de Hugo Romero

* Wu Ming (“anónimo” en chino) es el nombre de un colectivo de cinco escritores y militantes políticos italianos.

© Wu Ming 1. Se permite la reproducción total o parcial de este texto por cualquier medio siempre que sea sin ánimo de lucro y esta nota se mantenga.


Wu Ming en castellano













Ryszard Kapuscinski - escritor y periodista

"El sentido de la vida es cruzar fronteras"

A menudo, cruzar una frontera resulta peligroso, es algo que puede costar la vida. En Berlín hay un cementerio con la gente que no lo logró.

Hay otras muchas barreras que no son físicas que también es necesario saltar: la de la cultura, la de la familia, la del idioma, la del amor.

Leer Entrevista

23 de abril de 2006


Recuerdos personales de Chernobyl

Por Mauricio Llaver
Especial para el Sentinel - Sur de Florida
4/22/2006


Todo empezó con una excelente idea de mi padre. Un día de enero de 1986, cuando yo estaba en la universidad estudiando periodismo, me dijo que nos íbamos de viaje a Europa del Este, con un recorrido que incluía varias ciudades de la Unión Soviética, la República Democrática Alemana, Checoslovaquia y Hungría.

"Va a ser muy bueno para tu formación", me aseguró, mientras yo no podía salir de mi sorpresa.

Tres meses después, con mis 22 años ávidos de observar todo, un avión de Aeroflot nos llevó desde Buenos Aires hasta Moscú en un vuelo de más 20 horas de duración. Era sólo el principio de la aventura.

Ninguno de los dos imaginábamos que pocos días después íbamos a estar muy cerca de un acontecimiento que estaba conmoviendo al mundo. Mientras el planeta hablaba de la explosión nuclear de Chernobyl, lo más parecido que nosotros habíamos escuchado al respecto era algo sobre unas garrafas de gas que habían explotado en algún lugar de Ucrania.

Fue todo muy demostrativo de cómo se manejaban las cosas por allá.

El 1 de mayo lo pasamos en Moscú observando el desfile del Día del Trabajador. Estábamos sobre la Avenida Gorki, muy cerca de la Plaza Roja, en un lugar previamente asignado a la delegación argentina, cuando se acercó un grupo de italianos a "parlar" con nosotros. Eran comunistas, y uno de ellos lucía una corbata roja con el símbolo de la hoz y el martillo en amarillo.

Muchos integrantes de nuestro grupo eran comunistas y, como era de prever, muy pronto todo comenzó a llenarse de críticas al "imperialismo americano". Hasta que uno de los italianos remató la conversación con un ejemplo de la "desinformación occidental": "Hace unos días han explotado unas garrafas de gas en Ucrania y en Occidente están diciendo que ha sido un accidente nuclear".

Con mi padre lo tomamos como uno de los tantos disparates que escuchábamos en muchas ocasiones. Pero esa noche algo nos encendió una luz de alarma, porque mientras hablábamos por teléfono con Argentina desde el hotel Rossia, me quedé atónito al escuchar a mi hermana decirnos: "Estamos muy preocupados por el accidente nuclear". Después de lo cual, casualmente o no, la llamada se cortó.

Al día siguiente mi padre encaró a la guía soviética y le exigió explicaciones. Y la mujer, que se llamaba Irina, nos confesó que había sucedido un accidente nuclear en una ciudad de Ucrania llamada "Ternopol", pero que todo estaba bajo control. El detalle de la explosión en Ucrania no era menor, porque era uno de los puntos siguientes de nuestro viaje. Más precisamente hacia la capital, Kiev, adonde llegamos después de todas las garantías de que el accidente había sido lejos de allí y de amargas (y probablemente sinceras) quejas de que el imperialismo occidental estaba magnificando todo el episodio.

Pero al bajar del avión nos hicieron control radiactivo con contadores Geiger. Y lo mismo nos sucedió en Leningrado (ahora San Petersburgo) al saber que proveníamos de Kiev. Recién ahí nos enteramos de que el accidente no había sido en ninguna Ternopol sino en Chernobyl, nombre que escuchábamos por primera vez.

Estando allí, no había manera de imaginarnos el impacto que el suceso había tenido en el mundo entero. Sólo al regresar a casa y al leer los periódicos que mi madre nos había guardado tuvimos una dimensión real de lo que había significado aquel accidente nuclear.

La explosión de Chernobyl fue el 26 de abril de 1986, hace ahora 20 años. Y el episodio es uno de los recuerdos más nítidos que me quedó de aquel viaje, lleno de vivencias que, como mi padre me había anticipado, fueron muy importantes para mi formación.

Aquella Unión Soviética ya no existe y la vida de sus habitantes ha cambiado radicalmente, para bien o para mal. Pero tampoco existe la República Democrática Alemana que visitamos a continuación (yo conocí el Muro de Berlín desde el lado oriental, sin graffitis), ni la Checoslovaquia comunista, hoy dividida en la República Checa y en Eslovaquia.

Las imágenes de Marx ya no ondean por las calles de Rusia y en su lugar hay carteles de McDonalds. Los vehículos militares que me impresionaron en la Plaza Roja terminaron en chatarra. Cuando mis hijos escuchan la sigla "PC", ni siquiera sospechan que antes eso significaba "Partido Comunista". Para ellos no hay otra cosa que la "Personal Computer", y a veces me preguntan sobre el comunismo cuando lo estudian en los libros de historia.

En mi colección de periódicos tengo el ejemplar de "Izvestia" de aquellla tarde del 1 de mayo.
Chernobyl. Veinte años de historia mundial y personal. Ha pasado todo tan rápido…

Mauricio Llaver es periodista del diario Los Andes en Mendoza, Argentina.

http://www.sun-sentinel.com/elsentinel/

22 de abril de 2006


Huidizas imágenes fotográficas

Y si huelo a piedra rota o a jugo de
poeta antiguo, sólo porque profundizo...
ese es es mi silencio perfecto
y esa soledad busco.

Y si fijo el poder de la mirada en un ojo
artificial... y si ese ojo fuera el mío...
maldigo el intelecto doméstico...
que practica la cultura del silencio
en pensares y lienzos...
llamándoles suyos...

Las montañas de Inzel

Ellas bajan y suben
raspan cielos ciegos
embozados en
sus propósitos de bosques inconfesables
negras,
por los movimientos del viento
sobre unas nieves
de caducona agua.
Saben su secreto de hielo
de sus puntas blancas entristecidas
que dejan árboles sueltos de sus milicias
harinados del frío de sus montañas
y ellas, como putonas
y pecho de pico
pasean sus calles tan tiesas

Entierro

No moriré el mismo día de la misma fiesta,
lo haré después
aún viajaré mucho sobre naves agrietadas
y velas carcomidas
no moriré el mismo día del mismo funeral
lo haré después, más tarde
cuando no me vean

A alguien

Que la sangre tiemble
con un azul profundo
surcado de rojo
y cielo bajo
que fluya al hablarte
como conmigo mismo
que niego a mentirme.
Aún diluida trufada
de infecciones masivas
y fármacos
en ese interior
donde se replican
las carnes
que me arranquen las muertes
cuando te baile.

Un instante que dolía

Cuando toda sabiduría
hubo de parecer
vana y estéril,
la filosofía
de un fácil hacer,
se exprimió en decadencia,
centelleando los astros
en la densa calma
del espacio,
como un murmullo
contenido,
en un tiempo
sin memoria...

Pero lo que debía ser corto,
se alargaba...,
y por un momento
sólo por un momento
me ví vacía,
llena de nada.

Rosa Mascarell
Escribano 3 - Sep. 2000

20 de abril de 2006

Copiar, robar, mandar

César Rendueles

Publicado originalmente en la revista Archipiélago, nº 55, marzo de 2003

El crecimiento de los beneficios derivados de la propiedad intelectual constituye una de las principales componentes de la reorganización del capitalismo mundial de los últimos veinte años. Ya a principios de los años noventa la propiedad intelectual constituía el 30% de las exportaciones de Estados Unidos. Precisamente una de las principales diferencias de la OMC respecto al GATT fue la inclusión del comercio invisible entre sus áreas de competencia y la aceptación de las normas de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. En este sentido al menos, es evidente que la industria del copyright guarda una estrecha relación con el gigantesco desarrollo del capitalismo financiero de las últimas décadas. Pero se puede ir más lejos y afirmar que el comercio intelectual comparte con la especulación financiera e inmobiliaria rasgos formales de eso que la tradición marxista ha llamado ``capital ficticio''. En principio, la legitimidad del capital ficticio se basa en las expectativas de que será validado por futuras actividades productivas; por ejemplo, en el campo inmobiliario, su razón de ser sería atender las previsiones de la próxima demanda de vivienda. No obstante, en la economía actual es la fuente de beneficios de rentistas y especuladores que sacan provecho de su poder monopolista pero que, recordémoslo, ``en principio, no son un elemento integral del capitalismo''.1

Es decir, en los mercados financieros, como en las grandes operaciones inmobiliarias o en el comercio invisible existen royalties que no proceden de la producción sino que constituyen una auténtica usura social. Así, en aquellos medios de comunicación de masas en los que el coste marginal de cada nuevo uso tiende a cero y es posible limitar su acceso, las multinacionales pueden cobrarnos por productos virtualmente gratuitos. Esto marca una diferencia considerable respecto a la industria de la copia tradicional donde por mucho que existan asombrosas economías de escala cada nuevo uso implica una nueva mercancía con tiempo de trabajo social incorporado. Es como si los mercaderes del copyright, cumpliendo una añeja fantasía infantil, tuvieran en su oficina la máquina de fabricar dinero.

Así, no es raro que la mayor parte de los debates que hoy día existen en torno a la propiedad intelectual se desarrollen en el nivel de los grupos de consumidores que intuyen que la industria del copyright no respeta las reglas del sistema mercantil. El alza artificial de los precios inmobiliarios por obra y gracia de los especuladores se traduce en el hecho de que las familias españolas dedican ya el 50% de su renta a la vivienda. De modo análogo la especulación cultural genera dinero como por arte de magia en la medida en que la sociedad asume como costes los beneficios de los oligopolistas que o bien incrementan el precio de las mercancías en más de un 300% (CD's) o sencillamente están en condiciones de añadir consumidores sin coste adicional (Internet, televisión vía satélite...); todo ello sin dejar de saquear las inversiones públicas en tecnología, educación, arte o investigación.2En este contexto, la industria lleva más de una década buscando métodos para lograr aprovechar al máximo las potencialidades monopolistas de la propiedad intelectual: técnicamente se han desarrollando distintos métodos que van desde el pay-per-view hasta los mecanismos de codificación; en el plano legal se ha tratado de desfigurar la legislación tradicional sobre propiedad intelectual; en el ámbito ideológico (en abierta contradicción con la estrategia anterior) se ha ensalzado el derecho de autor como pilar de la creación no sólo porque Stephen King despierta más simpatías que Random House, sino porque en el sector cultural los autores constituyen uno de los pilares históricos de la diferenciación del producto, un recurso comercial típico de los sectores oligopolistas. Si se acepta discutir en este plano que propone la industria, el debate parece retornar a los topoi clásicos sobre propiedad intelectual y derecho de autor que, en términos muy generales, se pueden resumir en tres puntos de vista distintos:

  1. Si algo merece el nombre de propiedad es la propiedad intelectual, su legitimidad está fuera de toda duda pues es la creación exclusiva de su autor. Autoría y propiedad intelectual vendrían a ser términos prácticamente sinónimos. Esta tesis suele ir acompañada de la idea (1b) de que la remuneración es el único medio de incentivar la creatividad.

  2. La propiedad intelectual no es como las demás, no sólo por su inalienabilidad sino porque guarda una relación intrínseca con la comunidad que le da sentido. Asociada a esta idea suele estar la de aquellos que mantienen (2b) que es imprescindible encontrar un equilibrio entre el uso público de los productos culturales y su explotación comercial.

  3. La propiedad intelectual es una farsa que se fundamenta en un mito romántico (el autor) al que la sociedad burguesa ha dado estatuto jurídico. Desde esta posición -mantenida por un confuso magma entre surrealista, postestructuralista y situacionista- se tiende a postular el plagio como máximo momento de resistencia al capital en el ámbito de la cultura.3


Para seguir leyendo:
http://sindominio.net/biblioweb/telematica/rendueles.html

19 de abril de 2006


Maite Larrauri - professora de filosofia

"La societat valenciana decep molt"

Es podría resumir així la impressió principal sobre el món que envolta Maite Larrauri, professora de filosofia en un barracó del Cabanyal, on es moren de fred a l´hivern i de calor a l´estiu. "Es una societat rica, però sense tradició cultural, sense àmbit de desenvolupament d´idees, una societat trista i provinciana".

Aquesta és la percepció de l´autora de La guerra segons Simone Weil. Per tant, per a Larrauri els mitjans de comunicació estan en consonància amb la seua societat, i no es tracta d´un problema politic conjuntural, sinó d´un problema social i estructural.

Si li demanem un glop d´esperit positiu, suggereix que ella "inventaria un programa de llibres", com fan en altres llocs. Perquè hi ha una franja de públic que s´hi interessaria i aniria en augment amb el temps. Perà a pesar de la cruesa de la seua visió de la societat valenciana, d´acceptar que hi ha una fractura entre els intel.lectuals i la resta de la societat, de pensar que Canal 9 podria ser una televisió molt més digna, Larrauri opina finalment:"No espere res dels mitjans de comunicació, per tant no desespere".

Diagnòstics de l´antiintel.lectualisme
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Quadern - EL PAIS, 26 de gener de 2006


Por una vivienda digna, ¡¡Pásalo!!

El domingo, 14 de Mayo a las 17:00 , sentada en

* Plaza Ajuntament (Valencia)

Queremos todos una vivienda digna, una vivienda en la que podamos vivir y fundar nuestras familias sin estar destinando más del 50% de nuestro sueldo para pagarla. Si de verdad te importa tu futuro ¿estarás allá sentado con tus colegas?

Esta convocatoria no ha sido convocada por ningún partido político, simplemente es la demostración de como la juventud española puede unirse para conseguir sus propósitos. Por eso se aconseja que no se lleven banderas que representen naciones o partidos políticos.

(Copiad y pegad el mensaje para que no se acumulen las direcciones, o poned las direcciones en CCO, pasadlo por móvil tambien para que llegue al mayor número posible de personas).

POR UNA VIVIENDA DIGNA, DIFUNDE ESTE MENSAJE, ¡¡PASALO!!

También en:

* Puerta del Sol (Madrid)
* Plaza Catalunya (Barcelona)
* Plaza del Castillo (Pamplona)
* Plaza Mayor (Valladolid)
* Plaza Mayor (Salamanca)
* Plaza de España (Mérida)
* Plaza de Maria Pita (A/La Coruña)
* Plaza do Obradoiro (Santiago de Compostela)
* Puerta del Sol (Vigo)
* Plaza Baix (Elx/Elche)
* Plaza Navarra (Huesca)
* Plaza de Zocodover (Toledo)
* Plaza del Ayuntamiento (Collado Villalba -Madrid-)
* Plaza Mayor (Palencia)
* Plaza de las Tendillas (Córdoba)
* Plaza de San Marcelo (León)
* Plaza del Chico (Ávila)
* Plaza del Azoguejo (Segovia)
* Plaza Nueva (Sevilla)
* Plaça de la Independencia (Castellón)
* Fuente de las Batallas (Granada)
* Plaza de San Francisco (Badajoz)
* Plaza de la Constitución (Málaga)
* Plaza del Parchís (Gijón)
* Plaza de España (Aviles)
* Jardines de Alderdi Eder (San Sebastián)
* Plaza del Arriaga (Bilbao)
* Glorieta de España (Murcia)
* Plaza de la Virgen Blanca (Vitoria-Gasteiz)
* Plaza de la Candelaria (Santa Cruz de Tenerife)
* Parque Santa Catalina (Las Palmas de Gran Canaria)

21 de marzo de 2006

POEFESTA
II Festival de Poesia d´Oliva - 24 de març



Este viernes se celebra en el Teatre Olímpia de Oliva el II Festival de poesía, para los que tengáis interés...

Poetas invitados:

- Cristina Peri Rossi
- Rafael Vallbona
- Esther Zarraluki
- Núria Martínez Vernis
- Biel Mesquida
- Carles Duarte
- Maria do Cebreiro
- Jaume Sisa
- Enric Sòria
- Josep Lluis Bonet
- Ester Xargay
- Carles Hac Mor
Leyendo el diccionario
he encontrado una palabra nueva:
con gusto, con sarcasmo la pronuncio;
la palpo, la apalabro, la manto, la calco, la pulso,
la digo, la encierro, la lamo, la toco con la yema de los
dedos,
le tomo el peso, la mojo, la entibio entre las manos,
la acaricio, le cuento cosas, la cerco, la acorralo,
le clavo un alfiler, la lleno de espuma,
después, como a una puta,
la echo de casa.

Cristina Peri Rossi
Montevideo, 1941
Cita

"Algunos tienen buena jaula, pero malos pájaros "

- Anonymous

12 de marzo de 2006

Periódico Levante, edición de hoy de la comarca de La Safor: “siento una enorme impotencia al ver que se nos va algo que formaba parte de nosotros sin que nadie haga nada”.

Ayer, al levantarme de buena mañana, vi el cielo todo nublado, parecía niebla. “Qué raro”, me dije, “el meteorólogo anunció buen tiempo”. Después de meterme en la ducha y arreglarme para un día de emociones, abrí la puerta que conduce hasta la terraza de mi casa y comprobé que aquello que cubría el cielo del Grao de Gandia no eran nubes ni tampoco niebla, sino humo. Un humo que apestaba a ceniza y destrucción y que dejaba entrever el disco solar envuelto de un color lúgubre, un amarillo grisáceo, una atmósfera extraña. Pequeñísimas espurnas de ceniza caían sobre mi ropa contribuyendo a aumentar la inquietud. Luego me percaté que aquella enorme masa de humo y ceniza tenía su origen en las montañas, la de más alto valor ecológico y la más estimada por los lugareños:Barx, Monduver, Marxuquera, Les Foies, Xeraco y Xeresa, Simat...
Todos esos parajes han venido a ser ,desde un tiempo a esta parte, mi única y verdadera patria.

Montduver, uno de los grandes iconos de mi patria. Posted by Picasa


La noticia ha tenido eco incluso en los medios nacionales. Mil doscientas hectáreas de pura naturaleza han sido arrasadas por el fuego, prácticamente en un tiempo no mayor al paso de una noche y parte del siguiente día. Una de las grandes riquezas de esta pequeña comarca se ha perdido. Sólo en una noche...
De momento no se sabe nada con certeza pero lo peor de todo es que, según fuentes tempranas, el fuego ha sido provocado intencionadamente (se habla de unos contenedores incendiados en una urbanización de Simat de la Valldigna) .

No se qué clase de gente pueden ser, ni en qué estaban pensando cuando decidieron provocar el incendio pero hay una cosa que, para mí, no tiene ni sombra de duda: eran unos inconscientes. Porque la destrucción de todo ese patrimonio natural, amado y disfrutado por muchas personas -tanto los que somos nativos del lugar como los foráneos que a menudo visitan estas tierras - supone la aniquilación de un mundo, de un estilo de vida y de un paisaje que ha enriquecido y moldeado el carácter y el pulso vital de quienes han sabido relacionarse con él y amarlo. De quienes, en definitiva, han crecido con la inspiración de sus vistas, sus colores y sus aromas mediterráneos. Hacerse persona con el entorno del que formas parte integral. Ni más ni menos.
Es un mundo, este, el de la comarca valenciana de La Safor, pequeño, de unos escasos kilómetros, pero es (era) un mundo por cuanto suponía un espacio para la vida - la que es sentida a través de los ojos y el resto de órganos sensoriales - y para el pensamiento, y la libertad...porque, ¿qué haríamos si en el futuro todos esos mundos fueran arrasados por el fuego?, ¿dónde estaría la alternativa al cemento, la geometría tosca y carente de trazo imaginativo, el ruido y el aire contaminado de las ciudades y demás zonas urbanizadas?. Allá donde no existan la diversidad y amplitud de alternativas de espacios para la vida y el recreo , la aventura, el paseo, las charlas con los buenos amigos, la contemplación de la mañana, las tardes y los crepúsculos entre pinares, acequias y senderos entre matorrales y fruto silvestre, allá donde todo eso no exista, no existe la libertad porque no habrá opción ante el coloso de cemento, llámese este Gandia, Barcelona o New York City.

Desde ayer -y aunque muchos inconscientes no se han percatado de ello - los habitantes de la comarca de La Safor, así como todos aquellos que a menudo vienen de otras partes de España y del mundo para disfrutar de estas tierras, somos un poco menos libres y menos independientes.

No quiero meterme en cuestiones o dilemas sobre la justicia universal, pero, en caso que el incendio sea intencionado, no veo cómo podrían pagar el mal que han hecho. Hay que saber lo que esto significa para entender la gravedad del asunto.
Y hay que saber, también, que no es sólo una pérdida del hoy y de todos los presentes. Esos montes, con toda la vida que contenían, sus senderos y fuentes, fueron disfrutados e interiorizados en el modo de vida de nuestros antepasados (por tanto, les pertenecieron) , y siguen siendo tan suyos como nuestros, a través de nuestros ojos, conscientes de formar parte de una historia común puesto que hemos compartido un mismo entorno a lo largo de las épocas, tan largas y antiguas como muchos de esos pinos ahora ya quemados. Por ende, deberían pertenecer a nuestros descendientes, a toda la humanidad futura, en suma.

La responsabilidad de proteger ese entorno ,que es un bien común y compartido, es sobretodo nuestra, de los que somos de aquí, los que día a día convivimos con él. En tiempos de globalización y de una cierta imposición de estilos de vida “mayoritarios”, hijos del consumo y de una sociedad que tiende peligrosamente hacia una excesiva homogeneización de “paisajes”, costumbres ,estilos de vida y de urbanización descontrolada, se hace indispensable hacerle frente desde lo local y regional, desde la conciencia de pertenecer a un medio valorado y respetado por nosotros, cuya pervivencia peligra. Y ,por amor a ese entorno, reivindicarlo y protegerlo.

Ojalá la gran mayoría de los habitantes de La Safor lleguen algún día a tomar plena conciencia de ello y asuman esa enorme responsabilidad. Por nosotros, por nuestros hijos, por nuestros antepasados, por la libertad y por toda la humanidad.

José A. Peig

25 de febrero de 2006

Cafetera de invierno


Quedo en el Centro Social del Grau. Voy a jugar unas partidas con Pedro, un jubilado entusiasta del ajedrez. En el local disponen de mesas con tablero incorporado, pero las fichas las traemos nosotros. Ahora descubrimos que tampoco hay reloj de ajedrez, vaya! tendremos que recuperar la vieja tradición de jugar cafeteras.

Empezamos la partida y ésta se desarrolla a un ritmo vivo, como si jugaramos a 10 minutos. Quizás sea la tensión de jugar con un adversario nuevo, no sabes cuál es su nivel y tienes miedo de llevarte una sorpresa... pero la cuestión es que me siento animado y disfruto jugando. La partida me sale redonda, aquí la transcribo para que podáis apreciarla.

Emilio - Pedro
Febrero 2006

[ECO "B01"]

1. e4 d5 2. exd5 Qxd5 3. Nc3 Qa5 4. Nf3 Bg4 5. Be2 c6 6. O-O e6 7. d4 Nf6 8. Bd2 Nbd7 9. h3 Bxf3 10. Bxf3 Be7 11. d5 cxd5 12. Nxd5 Qd8 13. Nxe7 Qxe7 14. Bxb7 Rb8 15. Bc6 Rxb2 16. Bc3 Rb6 17. Bxf6 gxf6 18. Qf3 O-O 19. Bxd7 Qxd7 20. Qxf6 Qd8 21. Qf4 Rc6 22. Rad1 Qc7 23. Qg5+ Kh8 24. Qf6+ Kg8 25. Rd4 1-0

Cuando me sale una partida tan elegante y armoniosa, sólo caben dos explicaciones:
1) mi adversario me ha dado muchas facilidades o
2) soy la reencarnación de Capablanca

qué piensan ustedes?

12 de febrero de 2006

Jaleo de mundo. Afortunado soy por habitar en este paraíso y poder bañarme de todos los vaivenes y trajines del orbe sin tener que mojarme del todo. Al menos de momento. Porque, sinceramente (y algo lastimosamente), creo que la obligación de todo librepensador es implicarse en los problemas de la sociedad y no dejarse llevar de forma tan extenuada por el egoísmo del placer hedónico de quién se ha puesto el mundo por montera y allá va con todo, a por la felicidad y el progreso personal. Y a los demás...¡que les zurzan!. No. Es tentador, pero también cruel e irresponsable. La plena conciencia de la felicidad de uno conlleva un misterioso y beatífico impulso de “contagio”, de extensión del estado supremo del ser.

Mi felicidad no va a ir a ninguna parte hasta que todos hayan subido a bordo. Es tiempo, pues, de guerra. Velas al viento, mis queridos camaradas que no tenéis otra patria que la mar ni más ley que la libertad. Nos espera la conquista colectiva de las más altas cimas del espíritu humano.

Quien tenga oídos, que oiga...

Las desgracias, sin embargo, parecen mandar a nivel colectivo. La desgracia y la degradación de un sistema de sistemas, de una civilización de civilizaciones, de un brutal choque entre formas irreconciliables de entender el estado de cosas, los valores, las leyes y la moral supremas. Los fundamentalistas islámicos ahora mismo parecen estar declarando la guerra, definitivamente, a los occidentales impertinentes y blasfemos que se dedican a consentir y reproducir públicamente el ignoto careto del profeta Mahoma. Queman iglesias, matan a personas y se enzarzan en un pozo de odio alimentado por los propios imanes y los distintos medios. Yo, desde mi sensibilidad a caballo entre el ateísmo y un panteísmo forjado sobre lo que el mundo natural ha podido enseñar a mi limitada capacidad de terrícola espantado por la complejidad del universo, me subo por las paredes cada vez que intento hacer un sano ejercicio de empatía para con una visión teocéntrica y todavía estancada en la época feudal. No voy a ser tan melifluo y palurdo como para cantar alegremente la tópica y consabida arenga que viene a definir a las religiones como algo despreciable y maligno sin resquicios para la duda y el análisis, matizaciones de todo tipo que se podrían hacer atendiendo a la dimensión humana más poderosa en tanto que cava un abismo entre lo animal y lo humano, y nos otorga un arma de huída hacia el cosmos y hacia un mundo en el que el hombre, de verdad, pueda sentirse el epicentro de la creación, el “leitmotiv” del baile de los átomos y de la colisión entre galaxias. Vamos, que el ser humano se hizo humano, también, gracias al impulso religioso. Y vemos ahora cómo desciende al nivel de una bestia cuando los titiriteros de esa civilización (o de la otra considerada como “la nuestra“, vete tu a saber) remueven los fuegos de la sinrazón para dar rienda suelta al potencial destructor de las masas adoctrinadas en función de ciertos intereses. En el siglo XXI y aún estamos con esas...
Claro que, por otra lado, los voceros de la civilización ilustrada patalean y claman en nombre de sus propios dioses y sus dogmas. Dioses y dogmas con nombres seculares, desde luego razonables en su raíz primigenia, pero ya fosilizados desde el etnocentrismo u ombliguismo occidentalista: libertad de expresión y derechos humanos. Dignas expresiones verbales que han aupado a la humanidad hacia una nueva conciencia y sepultado viejas enfermedades de la cultura humana; por ejemplo, la sumisión a los dioses que el ser humano ha creado y a todo tipo de conductas supersticiosas. Es decir, lo que aún permanece en el mundo islámico y contra lo que hay que lidiar (y convivir) hasta que este disponga de las condiciones materiales e ideológicas para iniciar su propia ilustración.

Desde luego que para convivir con esa civilización dogmática no es necesario limitar las posibilidades de expresión y no hay que arrodillarse o pedir perdón de forma cobarde ante las muertes y las revueltas propiciadas por ese autoritarismo teocéntrico, pero tampoco hay que caer en el dogma de la inquebrantable e ilimitada libertad de expresión: la Diosa Libertad de Expresión. Esta, como todo en una cultura verdaderamente crítica, es cuestionable, sobretodo en tiempos de refriegas que excitan las vísceras de muchos. A la paz se llega conociendo e interpretando lo más objetivamente posible el sentir y la sensibilidad de todas las culturas que convergen y conviven en un mismo espacio y tiempo. Si unos enquistan sus posturas en nombre de Alá y los otros (nosotros) hacen lo propio en nombre de la libertad no hay posible tregua para las esperanzas de unos y otros.

La cuestión que me planteaba desde hace un tiempo es porqué el mundo musulmán no ha podido tener su propia ilustración y así liberarse de las falsas y estúpidas leyes y preceptos coránicos así que, para ir terminando, reproduzco un interesante párrafo recurriendo una vez más a Charpak y Omnés:

Viendo la riqueza del movimiento de las ideas en la edad media árabe, uno se pregunta porqué se secó la fuente de genios como Alhazé y porque el pensamiento científico languideció a partir de entonces en el mundo musulmán. Añadamos, con todo, que ha existido siempre una línea de grandes sabios de esta cultura: estamos pensando en un difunto y antiguo colega pakistaní , Abdus Salam. Fue uno de los inventores del modelo estándar de las partículas y fundó el instituto internacional de Trieste, destinado a acoger y formar a científicos del tercer mundo.Se manifestaba y profesaba musulmán pero esto no quita que sean raros los hombres de su talla y que abunden menos que en otras civilizaciones. Lo que hace que debamos preguntarnos la razón de esta escasez.
Una respuesta brutal ha sido la avanzada por Ahmed Zewail, premio nobel de química en 1999, que nació y se educó en Egipto antes de convertirse en titular de la prestigiosa cátedra Linus Pauling en el California Institute of Technology .
Zewail no cree que la responsabilidad del letargo de la ciencia en el mundo musulmán deba buscarse en unos límites marcados por la religión a las especulaciones del espíritu. Una mirada al pasado bastaría para demostrarlo. Él ve la causa en la creciente influencia de tendencias oscurantistas , hostiles por principio a toda investigación científica y a todo conocimiento de este orden: ¿ acaso no ha dictado Dios personalmente y para siempre todo cuanto es preciso saber?. Mahatir Mohamad, primer ministro de Malasia, afirma que el verdadero obstáculo para el desarrollo no es el Islam, sino la obstinación de los ulemas políticos, que reducen exclusivamente el conocimiento al contenido del Corán y a su interpretación más estricta. Dicho en otras palabras, el fundamentalismo estaría taponando cualquier perspectiva de futuro.

Propagadores de oscurantismo. Los mismos que utilizan los resortes cándidos y espontáneos de nuestra divina libertad de expresión para provocar y excitar a las masas. Apelo, pues, a la sutileza y la prudencia a la hora de hacer uso de tan digna herramienta porque al choque de civilizaciones -con las posibles ofensas que ello puede generar - se le puede sumar los malintencionados líderes políticos que la utilizan en beneficio propio y en detrimento de un mundo en paz. Y, reconozcámoslo, eso es un fracaso para todos.

José A. Peig