21 de marzo de 2006

POEFESTA
II Festival de Poesia d´Oliva - 24 de març



Este viernes se celebra en el Teatre Olímpia de Oliva el II Festival de poesía, para los que tengáis interés...

Poetas invitados:

- Cristina Peri Rossi
- Rafael Vallbona
- Esther Zarraluki
- Núria Martínez Vernis
- Biel Mesquida
- Carles Duarte
- Maria do Cebreiro
- Jaume Sisa
- Enric Sòria
- Josep Lluis Bonet
- Ester Xargay
- Carles Hac Mor
Leyendo el diccionario
he encontrado una palabra nueva:
con gusto, con sarcasmo la pronuncio;
la palpo, la apalabro, la manto, la calco, la pulso,
la digo, la encierro, la lamo, la toco con la yema de los
dedos,
le tomo el peso, la mojo, la entibio entre las manos,
la acaricio, le cuento cosas, la cerco, la acorralo,
le clavo un alfiler, la lleno de espuma,
después, como a una puta,
la echo de casa.

Cristina Peri Rossi
Montevideo, 1941
Cita

"Algunos tienen buena jaula, pero malos pájaros "

- Anonymous

12 de marzo de 2006

Periódico Levante, edición de hoy de la comarca de La Safor: “siento una enorme impotencia al ver que se nos va algo que formaba parte de nosotros sin que nadie haga nada”.

Ayer, al levantarme de buena mañana, vi el cielo todo nublado, parecía niebla. “Qué raro”, me dije, “el meteorólogo anunció buen tiempo”. Después de meterme en la ducha y arreglarme para un día de emociones, abrí la puerta que conduce hasta la terraza de mi casa y comprobé que aquello que cubría el cielo del Grao de Gandia no eran nubes ni tampoco niebla, sino humo. Un humo que apestaba a ceniza y destrucción y que dejaba entrever el disco solar envuelto de un color lúgubre, un amarillo grisáceo, una atmósfera extraña. Pequeñísimas espurnas de ceniza caían sobre mi ropa contribuyendo a aumentar la inquietud. Luego me percaté que aquella enorme masa de humo y ceniza tenía su origen en las montañas, la de más alto valor ecológico y la más estimada por los lugareños:Barx, Monduver, Marxuquera, Les Foies, Xeraco y Xeresa, Simat...
Todos esos parajes han venido a ser ,desde un tiempo a esta parte, mi única y verdadera patria.

Montduver, uno de los grandes iconos de mi patria. Posted by Picasa


La noticia ha tenido eco incluso en los medios nacionales. Mil doscientas hectáreas de pura naturaleza han sido arrasadas por el fuego, prácticamente en un tiempo no mayor al paso de una noche y parte del siguiente día. Una de las grandes riquezas de esta pequeña comarca se ha perdido. Sólo en una noche...
De momento no se sabe nada con certeza pero lo peor de todo es que, según fuentes tempranas, el fuego ha sido provocado intencionadamente (se habla de unos contenedores incendiados en una urbanización de Simat de la Valldigna) .

No se qué clase de gente pueden ser, ni en qué estaban pensando cuando decidieron provocar el incendio pero hay una cosa que, para mí, no tiene ni sombra de duda: eran unos inconscientes. Porque la destrucción de todo ese patrimonio natural, amado y disfrutado por muchas personas -tanto los que somos nativos del lugar como los foráneos que a menudo visitan estas tierras - supone la aniquilación de un mundo, de un estilo de vida y de un paisaje que ha enriquecido y moldeado el carácter y el pulso vital de quienes han sabido relacionarse con él y amarlo. De quienes, en definitiva, han crecido con la inspiración de sus vistas, sus colores y sus aromas mediterráneos. Hacerse persona con el entorno del que formas parte integral. Ni más ni menos.
Es un mundo, este, el de la comarca valenciana de La Safor, pequeño, de unos escasos kilómetros, pero es (era) un mundo por cuanto suponía un espacio para la vida - la que es sentida a través de los ojos y el resto de órganos sensoriales - y para el pensamiento, y la libertad...porque, ¿qué haríamos si en el futuro todos esos mundos fueran arrasados por el fuego?, ¿dónde estaría la alternativa al cemento, la geometría tosca y carente de trazo imaginativo, el ruido y el aire contaminado de las ciudades y demás zonas urbanizadas?. Allá donde no existan la diversidad y amplitud de alternativas de espacios para la vida y el recreo , la aventura, el paseo, las charlas con los buenos amigos, la contemplación de la mañana, las tardes y los crepúsculos entre pinares, acequias y senderos entre matorrales y fruto silvestre, allá donde todo eso no exista, no existe la libertad porque no habrá opción ante el coloso de cemento, llámese este Gandia, Barcelona o New York City.

Desde ayer -y aunque muchos inconscientes no se han percatado de ello - los habitantes de la comarca de La Safor, así como todos aquellos que a menudo vienen de otras partes de España y del mundo para disfrutar de estas tierras, somos un poco menos libres y menos independientes.

No quiero meterme en cuestiones o dilemas sobre la justicia universal, pero, en caso que el incendio sea intencionado, no veo cómo podrían pagar el mal que han hecho. Hay que saber lo que esto significa para entender la gravedad del asunto.
Y hay que saber, también, que no es sólo una pérdida del hoy y de todos los presentes. Esos montes, con toda la vida que contenían, sus senderos y fuentes, fueron disfrutados e interiorizados en el modo de vida de nuestros antepasados (por tanto, les pertenecieron) , y siguen siendo tan suyos como nuestros, a través de nuestros ojos, conscientes de formar parte de una historia común puesto que hemos compartido un mismo entorno a lo largo de las épocas, tan largas y antiguas como muchos de esos pinos ahora ya quemados. Por ende, deberían pertenecer a nuestros descendientes, a toda la humanidad futura, en suma.

La responsabilidad de proteger ese entorno ,que es un bien común y compartido, es sobretodo nuestra, de los que somos de aquí, los que día a día convivimos con él. En tiempos de globalización y de una cierta imposición de estilos de vida “mayoritarios”, hijos del consumo y de una sociedad que tiende peligrosamente hacia una excesiva homogeneización de “paisajes”, costumbres ,estilos de vida y de urbanización descontrolada, se hace indispensable hacerle frente desde lo local y regional, desde la conciencia de pertenecer a un medio valorado y respetado por nosotros, cuya pervivencia peligra. Y ,por amor a ese entorno, reivindicarlo y protegerlo.

Ojalá la gran mayoría de los habitantes de La Safor lleguen algún día a tomar plena conciencia de ello y asuman esa enorme responsabilidad. Por nosotros, por nuestros hijos, por nuestros antepasados, por la libertad y por toda la humanidad.

José A. Peig