22 de junio de 2006

Un remedio para la tristeza

Lo mejor para la tristeza - contestó Merlín, empezando a soplar y a resoplar - es aprender algo. Es lo único que no falla nunca. Puedes envejecer y sentir toda tu anatomía temblorosa; puedes permanecer horas y horas por la noche escuchando el desorden de tus venas; puedes echar de menos a tu único amor; puedes ver el mundo a tu alrededor devastado por locos perversos; O saber que tu honor es pisoteado por inteligencias inferiores. Entonces sólo hay una cosa posible: aprender.

Aprender porque se mueve el mundo y lo que hace que se mueva. Es lo único que la inteligencia no puede agotar ni alienar, que nunca la torturará, que nunca le inspirará miedo odesconfianza, y que nunca soñará con lamentar, de lo que nunca se arrepentirá.

Aprender es lo que te conviene. Mira la cantidad de cosas qeu puedes aprender: La ciencia pura, la única pureza que existe. Puedes aprender. Astronomía en el espacio de una vida. Historia Natural en tres. Literatura en séis. Y entonces después de agotar un millón de vidas en Biología, Medicina, Teología, Geografía e Historia y Economía. Pues entonces puedes empezar a ahcer una rueda de carrera con la madera más apropiada o pasar cincuenta años aprendiendo a empezar a vencer a tu contrincante en esgrima. Y después de eso, puedes empezar de nuevo con las Matemáticas hasta que sea tiempo de aprender a arar la tierra.

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