31 de enero de 2004

* EL CUENTO DE LOS PELUCHES

Eráse una vez una pareja felíz,Pedro y María que tenían dos hijos, cuyos nombres eran Cristian y Judith. Para comprender lo felices que eran, es necesario conocer en qué situación vivían. En aquellos días, al nacer, todo el mundo recibía una pequeña y suave Bolsa de Peluche. Cualquiera podía sacar de la bolsa un Cálido Peluche. Había una gran demanda de Cálidos Peluches, porque todos los que recibían el regalo, sentían un calorcillo por todo el cuerpo. Los que no conseguían tener un Cálido Peluche corrían el peligro de coger una enfermedad de la espalda que les causaba temblores e incluso la muerte.

En aquellos días era fácil conseguir cálidos Peluches.
Si alguien deseaba tener uno, sólo tenía que decirte: "Quisiera tener un Cálido Peluche" , y en seguida sacabas de tu bolsa un Peluche como la mano de una niñita. Tan pronto el Peluche veía la luz del día, sonreía y se transformaba en un gran y afelpado Cálido Peluche. Entonces, al colocarlo en la espalda, en la cabeza o en el regazo de la persona, se acurrucaba y se derretía encima de la piel, produciendo una sensación de bienestar en todo el cuerpo. Unos a otros se pedían los Cálidos Peluches y, como eran gratuitos, no era ningún problema conseguir los suficientes. Al haber muchos, todos eran felices porque la mayor parte del tiempo sentían calor y suavidad.

Un día, una bruja mala se enojó mucho al ver que todo el mundo era feliz y nadie le compraba sus pócimas y ungüentos. La bruja, que era muy astuta, imaginó un plan perverso. Una hermosa mañana, mientras María estaba jugando con su hija, la bruja se deslizó junto a Pedro y le susurró al oído:
- Pedro, mira la cantidad de Peluches que María le están dando a Judith. De continuar así, no le quedará ninguno para ti.
Pedro quedó sorprendido. Se volvió hacia la bruja y le dijo:
- ¿Quieres decir que no encontraremos siempre un Peluche en nuestra bolsa cada vez que lo abramos?
Y la bruja contestó:
- Así es, tan pronto se acaben, ya no tendrás más.
Dicho esto, se marchó volando montada en su escoba, riendo y mofándose.
Pedro tomó muy en serio lo que la bruja le había dicho
y empezó a fijarse cada vez que María regalaba un cálido Peluche a alguien.
En realidad, estaba muy preocupado, porque le gustaban mucho los Peluches de María y no quería que los regalara. Creía que no era justo que María diera todos sus Peluches a los niños o a otras personas. Así es que empezó a quejarse cada vez que veía a María dándolos a otros y, como María le quería mucho, dejó de dar los cálidos Peluches a otros y los reservó para él.

Los niños vieron lo que estaba pasando y no tardaron en pensar que no estaba bien regalar Cálidos Peluches a otros cada vez que se los pedían o les venía en gana darlos. Ellos también se volvieron conservadores. Observaron a sus padres de cerca y, tan pronto vieron que uno de ellos daba demasiados Peluches a otros, empezaron a protestar. Les preocupaba que dieran tantos Peluches.
A pesar de que cuando los buscaban los encontraban en la bolsa, poco a poco se fueron convirtiendo en unos tacaños. La gente pronto se dio cuenta de la escasez de Cálidos Peluches y empezó a sentir que el calor disminuía. Algunas personas empezaron a temblar e incluso murieron a causa de la escasez. Cada vez acudía más gente a comprar, a pesar de su ineficacia, las pócimas y los ungüentos de la bruja.

El hecho es que la situación iba empeorando.
La bruja mala que observaba todo lo que estaba pasando, en realidad no quería que la gente muriera (puesto que los muertos no compran pócimas ni ungüentos), por lo tanto, imaginó otro plan. A todos les dio una bolsa semejante a la Bolsa de Peluche, salvo que ésta era fría y la de Peluche era cálida. Dentro de la bolsa de la bruja habían Higos Chumbos Fríos. Con estos Higos Chumbos la gente no se sentía arropada y suave, sino fría y pinchosa. Además, no curaban el temblor de la espalda. Por lo tanto, a partir de aquel momento, cuando alguien decía: "Quiero un Cálido Peluche", la gente, preocupada por la escasez, contestaba: "No puedo dártelo, pero ¿quieres un Higo Chumbo?" Algunas personas se reunían con la esperanza de conseguir un Peluche, pero al final acababan intercambiando un Higo Chumbo. Como consecuencia de ello, aunque no murieran muchas personas a causa de la escasez, se sentían infelices, frías y llenas de pinchos.

Desde que la bruja llegó, la situación se fue complicando, ya que la escasez de Peluches iba en aumento y, aunque habían sido tan gratuitos como el aire, pronto se convirtieron en algo extraordinariamente valioso. Ello fue la causa de que la gente hiciera cualquier cosa para conseguirlos. Antes de que la bruja llegara, la gente solía reunirse en grupos de tres, cuatro o cinco, sin importarle quién daba a quién los Cálidos Peluches. Después de su llegada, las personas formaron parejas y reservaron los Peluches exclusivamente para ellas.

Las que, olvidándose de sí mismas, daban un Peluche a alguien, no tardaron en sentirse culpables porque sabían que su pareja tomaría a mal la falta de un Cálido Peluche. Y las que no podían encontrar a un compañero generoso, tenían que trabajar mucho para ganar el dinero que les permitiría comprarlos.
Hubo gente que al hacerse "popular" consiguió gran cantidad de Cálidos Peluches sin tener que devolverlos. Luego los vendía a los que "no eran populares" para que pudieran sobrevivir.

Sucedió también que mucha gente tomaba Higos Chumbos, que eran abundantes y gratuitos, los cubrían de pelusa blanca y los hacían pasar por Cálidos Peluches. Estas falsificaciones eran, en realidad, Peluches de Plástico que causaron todavía más problemas. Por ejemplo, era de suponer que si dos personas se reunían para intercambiar libremente Peluches de Plástico, tenían que estar contentos; sin embargo no eran felices. Como pensaban que habían intercambiado Cálidos Peluches, les desconcertaba sentirse fríos y pinchosos, ya que no habían caído en la cuenta de que lo que habían intercambiado eran, en realidad, Peluches de Plástico.Por consiguiente, la situación era catastrófica y todo empezó con la llegada de la bruja, quien hizo creer a todos que el día menos pensado abrirían la Bolsa y no encontrarían ningún Cálido Peluche.

Pasado un tiempo, llegó a este infeliz lugar una mujer joven de anchas caderas, nacida bajo el signo de Acuario. Al parecer, no sabía nada acerca de la bruja y no le preocupaba quedarse sin Cálidos Peluches. Los daba gratuitamente, incluso cuando no se los pedían. La llamaban la Mujer de las Caderas y la censuraban por meter en la cabeza de los niños la idea de que si se quedaban sin Peluches no debían preocuparse. Los niños estaban encantados y a gusto con ella, y empezaron a dar Cálidos Peluches cuando les venía en gana.

Los adultos, muy preocupados, decidieron promulgar una ley para proteger a los niños del despilfarro de Cálidos Peluches. Esta ley consideraba que dar Peluches de manera imprudente, sin tener licencia para ello, era un delito penal.. No obstante, a muchos niños no pareció importarles y, a pesar de la ley, continuaron dándose Cálidos Peluches cuando les apetecía hacerlo o cuando se los pedían. Como eran muchos, muchos niños, tantos como los adultos, daba la impresión de que se saldrían con la suya.

Los guiones que vivimos

29 de enero de 2004

Las fosas del olvido- Documentos TV2
--------------------------------------------------

Estuve viendo un nuevo documental del siempre interesante Documentos TV. Aunque los temas que trata no siempre me convencen, esta vez valió la pena esperar. Tras el retraso habitual a que nos tiene acostumbrados la televisión, comenzó el programa.

Me pregunto cuánta gente habrá con familiares desaparecidos en nuestra Guerra Civil. deben ser muchos no?
Por ejemplo, yo mismo;
El hermano de mi abuelo, Juanito Plá, es nuestro particular fantasma familiar.
Era el pequeño y se llamaba Francisco Plá.

El tío Francisco, recuerdo haber visto una foto suya de adolescente, es uno de los muchos desaparecidos en el frente que probablemente fue enterrado en una fosa común, nadie sabe dónde.

Recuerdo que mi abuelo evitaba hablar del tema, supongo que no era agradable recordar esa época.
También fue enrolado pero tuvo más suerte. Como dice mi madre, tuvo una "buena guerra"!
No combatió en el frente pasando mucho tiempo en casa.

Quiero investigar sobre él. Sobre Francisco Plá.