18 de noviembre de 2005

 Posted by Picasa


La realidad es una sustancia fantasmal. Ragle Gumm se atrevió a sospechar de ella y obtuvo el pasaporte hacia la libertad.
La vida en si misma es una paranoia compuesta de variantes, distintos colores, prismas, perspectivas. Llámese quimera del hombre ansioso que busca más de lo que probablemente existe...pero acaba encontrando su tesoro en la duda. Dudar de todo. De cada instante y su significado, de cada corrimiento de las hojas movidas por el viento, de las llaves olvidadas en un sitio en el que sabes que nunca las habías guardado, aquel lapsus linguae impertinente y sin sentido o el singular aspecto de ese ciudadano con el que, no se porqué, todas las mañanas me cruzo en la misma esquina. ¿Me estan vigilando? ¿Soy el protagonista de una historia “superior”? ¿Hay un secreto terrible detrás de cada gesto, de cada acontecimiento y de los vaivenes en la cocina o al entrar en el cuarto de baño?. En suma, ¿es la vida lo que parece o se nos amaga un gran iceberg?.
Al centro y éxtasis mismo de esa terrible paranoia metafísica nos conduce Tiempo desarticulado, uno de los clásicos de Philip K. Dick. A primera vista, es un libro de ciencia ficción repleto de pajas mentales varias sostenido sobre un pilar argumental no del todo consistente, dando la impresión -al terminar el libro -de que han quedado algunos cabos sueltos. Lo fascinante, de todas formas, es el clima paranoico que arrastra al lector hacia pensamientos perturbadores, especialmente para lectores de espíritu imaginativo, aquellos que dudan de la realidad en lo más nimio, dudan hasta de si mismos y se ríen de todas las leyes conocidas. De la mano de esta brújula psíquica, paranoia no es el nombre de una enfermedad, sino de la libertad, la libertad absoluta, la ascensión al “pleroma“, a la verdadera realidad, según el ideal gnóstico que pretende liberar al hombre de esta cárcel, que es el mundo. La paranoia de Ragle Gumm es, en última instancia, una llave maestra que despedaza la realidad ilusoria -la cárcel -y abre la puerta hacia el camino de otros universos, en un espacio donde encontrar la trascendencia de la vida.
El libro empieza con una historia de tono costumbrista. Gumm es un tipo que vive con su adorable familia de humildes trabajadores, él se gana un buen sueldo jugando a adivinar la ubicación del hombrecito verde en una página del periódico. Algo tan cotidiano y banal. La rutina diaria no amenaza la seguridad o emponzoñamiento de esos seres de la América rural. Pero, un buen dia, alguien entra en el cuarto de baño...y descubre que hay algo en la realidad que no funciona, que no encaja. El mundo se vuelve fantasmal y Ragle Gumm inicia su aventura en busca de la verdad: el mundo se ha convertido en un campo de batalla entre los partidarios de la vida “terrenal” (el mundo feliz) y los lunáticos que buscan la conquista del espacio exterior, ir más allá de las fronteras trazadas por dios, el paraíso carcelario contra el que se rebelan para alcanzar los “cielos“. En este libro late una alegoría sobre el salvador del mundo ,humilde y anónimo para sus semejantes (aquellos que comparten con él este mundo de ilusión, falso y estafado) pero de quien toda una civilización depende para salvar la vida y sus ideales. Gumm, al final, descubre que su destino y su deseo esta con los lunáticos. Para cumplir con su misión, debe olvidar a toda su familia y romper con el mundo conocido para luchar por la reconciliación de las partes y por el sueño de superar las fronteras del espacio humano.

Concluyendo, este libro hunde sus bases en pensamientos filosóficos y en ideales que se ocultan, levemente, detrás de una paranoia que va más allá de si misma, independientemente de la verdadera intención de la pluma de Philip K. Dick.

Este es, realmente, un libro para lunáticos y para quienes sepan desgarrar la realidad con un sencillo golpe de imaginación.

No hay comentarios: