25 de noviembre de 2005

Cualquier día nos romperá la cabeza un
botijo cargadito de agua fría


A Maica, que elevó estas palabras a la pasión.

No hay pretensión ni esperanza
Tampoco derrota
Vivir en esta ciudad a golpe de compromiso.

He vuelto a Madrid, viaje de trabajo.
Llegada a bocajarro, ni tan siquiera los abrazos del amigo.
No volveré a vivir en esta ciudad,
todo es demasiado grande
y yo necesito esconderme entre palabras.
¿Estabas hace unas horas entre mis brazos?
Miro asustado. Pienso que nadie me puede ver.
Todos van demasiado preocupados
y ando nervioso
y ando asustado.
Necesito esconderme entre palabras.
cuando esté de nuevo entre tus brazos podré abrir un ojo.

No hay pretensión ni esperanza
Tampoco derrota
Vivir en esta ciudad a golpe de compromiso.

Lo más grande que cabe entre mis brazos es el amor.
Nadie lo entiende y yo tampoco.
Nos conocimos en un cine: El amante que supo esperar a la chica de azul.
La policía te hiere la memoria,
lloras entre mis brazos
y no sé...
no sé si puedo ayudarte.
Cualquier día nos romperá la cabeza
(un botijo cargadito de agua fría.
Mientras tanto te quiero.

No hay pretensión ni esperanza
Tampoco derrota
Vivir en esta ciudad a golpe de compromiso.

Vengo a Madrid y ocupo las habitaciones vacías.
Hemos decidido amarnos todos los días
como dos presos que escriben palos en la pared.
Pero tanta honradez hiere la carne dura.
Cualquier día nos romperá la cabeza
(un botijo cargadito de agua fría.
Y entonces ya será tarde para arrepentirme.

No hay pretensión ni esperanza
Tampoco derrota
Vivir en esta ciudad a golpe de compromiso.

- Madrid, viernes 4 de marzo de 1994-


¿O es que todo este miedo no te basta para vivir?

En casa manten plegados los paraguas
En la calle no pases por debajo de las escaleras
Y cierra los ojos cuando de noche camines
por el callejón de los gatos negros
Y no escupas la hostia sagrada si te sabe mal
después de tu desayuno con ensaimada
y deja las esperanzas para después
si en tu cuarto no hay un mueble de madera
Y sé bueno...
¿O es que todo este miedo no te basta para vivir?

por Tomás Rubio

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