Vidas sobre el tapete – Documentos TV. La 2
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Un miércoles más me dispongo a grabar mi programa favorito de la tele. Como todavía no controlo el vídeo, utilizo mi grabadora de voz Sony, la tecnología y sus inconvenientes.
El tema a priori es interesante, el mundo del juego y la vida de los jugadores profesionales de póker. Pero según va transcurriendo el documental voy perdiendo el entusiasmo.
Parece que los hermanos Pelayo son el argumento principal, incluso repiten escenas con el tal Pelayo que parecen sacadas de un tráiler cinematográfico.
Después aparece J.Carlos Mortensen, campeón del mundo de póker en Las Vegas en 1999. Su persona no es un ejemplo muy realista que se diga. No es tan fácil ganar en el póker.
El mismo nos da las claves en alguno de sus comentarios: “los jugadores prefieren que no se sepa que son buenos” El farol y el engaño por tanto son claves en el negocio.
El documental parece un verdadero panfleto sobre el mundo del juego profesional. Por un momento siento un deseo repentino de bajar al drugstore de la esquina y comprarme una baraja de póker. Qué hace la tonta de mi hermana trabajando en un pub los fines de semana y sin contrato? No seas burra, sólo tienes que matricularte en la escuela de Pelayo.
Todo el reportaje pasa de puntillas sobre el problema principal de fondo: la adicción al juego de los españoles y los intereses creados alrededor de ello. Treinta casinos, quinientos bingos y una burrada de máquinas traga perras son un ejemplo de lo que se cuece, el negocio del juego es junto con el de las armas y la prostitución uno de los más lucrativos que existen.
El mensaje del documental es falso y muy peligroso. La vida del jugador profesional es mucho más obscura y azarosa de lo que vemos en la pantalla. El mundo del juego tiene que ver más con lo marginal, el engaño y las redes mafiosas. La figura del jugador de póker que vemos en las películas es tan sólo un mito, por mucho glamour que tenga. En esa jungla se vive más del engaño y de los pimpollos a los que se logra enganchar, que de la verdadera competición o el juego entre caballeros.
Según se acerca el final del reportaje me va quedando peor sabor de boca. Qué propósito tiene? No será acaso atraer nuevos pimpollos, jugadores inexpertos al cerrado y marginal mundo del póker profesional? Adictos que llevados de su compulsión y de la fantasía del dinero fácil caen en la estafa y el engaño de jugadores sin escrúpulos? Me quedo con la duda.
Si quieren enterarse realmente de qué va el asunto, les recomiendo que vean la película “Juego de Luna” de Mónica Laguna.Una vez más el cine, el buen cine, refleja mejor la realidad que la información tendenciosa.
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9 de febrero de 2004
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