5 de febrero de 2004

Economía de caricias
Un complemento al cuento de los peluches


Reglas para mantener la escasez emocional:

1.- No des caricias si tienes para darlas.
Esta regla se explica por sí misma. Sencillamente significa que la gente no puede demostrar su afecto libremente.

2.- No pidas caricias cuando las necesites.
Esta regla también se explica por sí misma, y probablemente es la más idónea para la gente.

3.- No las aceptes aunque las quieras.
Este mandamiento no es tan corriente como los dos anteriores e impide que la gente acepte las caricias aunque las desee.

4.- No rechaces las caricias cuando no las quieras.
A la gente con frecuencia le dan caricias que, por una razón u otra, no desea. Las mujeres, pongamos por caso, que son consideradas como el "prototipo" de belleza, es decir, aquéllas que por desgracia son comparables al tipo de mujer imaginario que la revista Playboy promociona, sólo reciben caricias por su belleza.
A lo largo del tiempo, estas mujeres se cansan de recibir esta clase de caricias y lógicamente las rechazan. Además dicen que es muy desagradable que todo el mundo se fije exclusivamente en algo tan superficial como su imagen. Las que así piensan raramente, o casi nunca, tienen permiso para rechazar esta clase de caricias.

5.- No te des caricias a ti mismo.
Autoacariciarse, o lo que en el análisis transaccional se llama "jactarse", está prohibido. A los niños se les enseña que la modestia es el mejor método, y que autoalabarse y quererse a sí mismos es pecaminoso, vergonzoso y malo.

Los cinco mandamientos básicos anteriores son los que dan impulso a la economía de caricias que todo el mundo lleva en la cabeza y que garantizan la escasez de las mismas. Tal como ya hemos dicho anteriormente, la carencia crónica de caricias es la causante de las depresiones y del desamor.

STEINER, Claude M.
Los guiones que vivimos
Kairós. Barcelona,1992.