3 de mayo de 2004

El manto

Un día, Nasrudín fue visitado por su viejo amigo, Jalal.
El Mulá dijo: - Estoy encantado de verte después de tanto tiempo. Pero estoy a punto de efectuar una serie de visitas. Ven, acompáñame y podremos charlar.
- Préstame un manto decente -dijo Jalal-, porque, como puedes ver, no estoy vestido como para efectuar visita alguna.
Nasrudín le prestó un magnífico manto.
En la primera casa, el Mulá presentó a su amigo.
- ¡Este es mi viejo compañero Jalal, pero ese manto que lleva puesto es mío!
En camino al próximo pueblo, Jalal dijo:
- ¡Qué cosa tan estúpida fue que dijeras "El manto es mío"! No vuelvas a hacerlo.
Nasrudín lo prometió.

Cuando estaban sentados cómodamente en la siguiente casa, Nasrudín dijo:- Este es Jalal, un viejo amigo que vino a visitarme. En cuanto al manto, el manto es de él.
Al salir, Jalal estaba tan molesto como antes.
- ¿Por qué dijiste eso? ¿Estás loco?
- Solo quise arreglar las cosas, ahora estamos a mano.
- Si no te importa- dijo Jalal lenta y cuidadosamente-, no hablaremos más del manto.
Nasrudín así lo prometió.
En el tercer y último lugar que visitaron. Nasrudín dijo:- Permítanme presentarles a Jalal mi amigo. Y el manto,el manto que lleva puesto... Pero no debemos decir nada sobre el manto, ¿no es así?

IDRIES SHAH
Las Hazañas del Incomparable Mulá Nasrudín